Qué diferentes son los fines de semana en estos tiempos pandémicos. Los planes se reducen en escenarios y en desplazamientos, pero no por ello son peores. Hemos descubierto nuevos espacios en casa (que ahora hay que limpiar), lugares cercanos (creo que hay ahora mismo en nuestro país más gente que sale a pasear que habitantes) y tiempo para actividades de desarrollo personal que – permitidme la expresión – la pandemia nos ha regalado. Y entre todas estas cosas que impregnan nuestra vida post 2020, emergen los libros, esos grandes aliados, esos que nunca te fallan. No me cansaré de animar desde todos los foros en los que tengo oportunidad que tras las páginas de un libro os esperan cientos, miles de vidas no vividas, aventuras, conocimiento, oportunidades de aprender y de explorar territorios apasionantes, y de sonreír, reír, llorar, gritar de emoción, o de estupefacción. Tomaos vuestro tiempo y elegid un libro que despierte vuestro interés. Y acompañaos de él durante todo un fin de semana. Veréis cómo mejora vuestro regreso al día a día del lunes siguiente. Aquí os dejo tres estupendas propuestas para este semana:
Amor
intempestivo, Rafael Reig. Nuevo libro de Rafael Reig, y esto ya merece detenerse a
reseñar. Viene de 2020 y lo he leído ahora, y estos meses en la reserva parecen
haberle sentado bien a la lectura, como a los buenos vinos. Siempre que he
leído a Reig (Todo está perdonado, Un árbol caído, Lo que no está escrito… he tenido
la sensación de que el autor escribe sobre sí mismo, como si sus memorias
vinieran de lejos disfrazadas de ficción. Y de repente, este libro, que sí son
sus memorias, o al menos una parte de ellas. Rafael Reig nos habla de sus años
en Estados Unidos (y qué envidia tan insana que nos da), de sus amoríos, de sus
años en la universidad, de sus amigos, de sus regresos a España… y de sus
padres. Reig nos habla sin filtro, como si estuviera escribiendo en un diario
solo para sí mismo. Y donde puede reconocer que conducir borracho, ser
indiscriminadamente infiel o besar a una dama sin permiso formaba parte de su
vida. Y es que son los años noventa, tan lejos y tan cerca en realidad, tan lejos de la corrección actual (necesaria en cierto modo, una cosa no quita a la otra). Es una
paradoja que en este libro, que es en cierto modo una confesión de su incapacidad
para escribir una obra maestra de la literatura, Reig haya conseguido acercarse
más que nunca a escribir una obra maestra. Quizás, de momento, mi libro del
año.
La librera y
los genios: Una historia de Nueva York. Me encantan las historias que giran en torno a una librería,
y esta es una de las mejores que he leído.
Una librería de Nueva York que supone una forma de contar la historia del
siglo XX, que es lo mismo que contar la historia de su librera, Frandes
Steloff. Ahora que parece que la reinvención de las librerías como espacios transversales es algo
relativamente reciente (librerías-cafeterías, librerías-punto de encuentro,
librerías-editoriales, librerías-cualquier cosa) conviene echar la vista
atrás y descubrir que la Gotham Book Mart ya era eso en las primeras décadas
del siglo pasado, siendo un lugar por donde paraban Arthur Miller, Charlie
Chaplin o el entorno de James Joyce. La librería como lo que nunca dejó de ser
en realidad: refugio y segundo hogar.
Deslengua,
Carmen Camacho.
Cada vez que voy la casa de mi cuñado (qué palabra más fea para definir el cariño a un tipo como él). Y
casi siempre su generosidad se traduce en un nuevo hallazgo, al que no hubiera
llegado de otro modo. Esta vez el tesoro es este librito de cantos, cantes y
falsetas. De memoria obligada y necesaria a través de lo popular. De lo del
pueblo. Poesía al compás que parece querer ser recitada. O cantada. O bailada.
O soñada. Gracias de nuevo, Pablo.
Comentarios
Publicar un comentario