Todos sabemos que cuando te comprabas un disco (o un casete, 1.200 pesetas era la cifra mágica que solo entenderás si has cumplido ya lo cuarenta) lo hacías por las canciones de la cara A (los primeros singles, lo que ya habías oído) pero que la magia estaba en la cara B. Era como si los grupos estuvieran obligados a satisfacer a todos en sus primeros temas y luego dijeran: “y ahora vamos a hacer lo que sabemos hacer de verdad”. The man who sold the world estaba en una cara B, y I´m not like everybody else estaba en el reverso de un disco de los Kinks. Las mejores canciones de Silvio, Aute y Sabina puede que no sean las más conocidas, pero están en las caras B.
Lejos de ser una humillación, estar en una cara B me parece un privilegio. Estás lejos de las miradas ajenas, te puedes tomar más libertades y dejar escapar todo el talento contenido y puedes, en definitiva volar más alto. Hablo de discos de música, pero también de nosotros, de nuestros amigos (pero cómo molan las caras B de nuestros amigos), de la gente que queremos (cuyas caras B solo conocemos nosotros). Todos sabemos que lo mejor siempre está por llegar, cuando bajan la persiana del bar pero nosotros estamos dentro. Hoy hablamos de caras B.
Las caras B del deporte. Dos libros increíbles, de lo que sucede más allá de los focos, del nombre de un deportista en un palmarés. Las líneas del juego, de John McPhee. El mejor libro de tenis jamás escrito, la narración de un duelo para la historia entre un blanco y un negro, un republicano y un demócrata, una semifinal del open USA el año en el que profesionales y amateurs se enfrentaban por primera vez. Una verdadera maravilla que habla sobretodo de tenis y de todo menos de tenis; por otro lado Tiro de larga distancia, de Craig Hodges, la cara B (nada metafórica) del documental de Michael Jordan que ha visto todo el mundo. Un activista, compañero de la primera etapa triunfal de los Bulls de Jordan, que abanderó la causa racial y repudiado por el star sistem de la NBA. Nada, en definitiva, nuevo bajo el sol (recordemos si no qué ha sido de Colin Kaepernick). Lecturas obligadas y necesarias.
El mar indemostrable, de Ce Santiago, o las caras B de los géneros literarios. Porque el libro que publica La Navaja Suiza se mueve en la línea fronteriza que separa (o une) la prosa y la poesía, y porque sobretodo a veces es mejor quedarse en esas grietas, ya que solo desde ahí se cuentan mejor los abismos. Y este es un libro de abismos, que rezuma sal, mar y frontera. Vaya locura de propuesta, locura de las buenas. Por cierto, nunca fueron tan hermosas las notas al pie de página de un libro.
Paco Manzano.
Creo que Paco es la cara B en forma de persona más importante de todas las que
he conocido en mi vida. Fue mi maestro de guitarra durante tres años y murió el
dos de octubre con solo sesenta y un años, pero con piedras en el final de su
camino que nadie merece. Un ser humano irrepetible y fascinante. Como me faltan
palabras para expresarlo me he decidido a buscarlas y tratar de explicar quién
fue y cuánto nos dejó entre los que nos hemos quedado. De aquí
surgirá, espero, mi versión de su cara B, y probablemente mi propia cara B.
¡Felices lecturas!
Un artículo de cara B. Es una pena que se haya perdido aquello. La ilusión de comprar el último disco de la ELO para volver a casa corriendo a escucharlo no tenía precio. Y sin embargo la hemos vendido o nos la han robado.
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