Este
verano me he lanzado a libros no previstos, fuera de margen, con alta capacidad
para sorprenderme. Cuando paseando por la feria del libro de San Sebastián me
encontré con la editorial Txalaparta, me detuve porque me seducen las
propuestas de carácter, las que no se conforman y quieren contar los reversos
ocultos de las monedas, los de las voces no escuchadas (tengan o no tengan
razón, esa es otra película). Y de aquí me llevé dos libros, Breve historia de ETA (ya lo traeré por
el blog) y este Altsasu. El caso Alsasua,
un ensayo periodístico que trata de profundizar en lo sucedido en Altsasu el 15
de octubre de 2016 en el bar Koxka, donde una pelea entre dos guardias civiles,
sus parejas y un número indeterminado de jóvenes del pueblo acabó con una
controvertida condena por terrorismo (de dos a 13 años de cárcel) a algunos de
los implicados.
Aunque
con una premisa abiertamente crítica (que no se oculta en ningún momento), la
exposición de los acontecimientos es rigurosa y documentada. Se narran los
hechos por parte de testigos directos e indirectos de lo sucedido, se
transcriben testimonios, declaraciones, anteriores al juicio y del propio
juicio. Por otro lado, también se dibuja el escenario social y político que se
vivía en España en ese momento (inestabilidad institucional, cese de la
actividad armada por parte de ETA) y, lo que supone uno de los puntos fuertes
del libro, se expone con precisión la participación de asociaciones de
víctimas, medios de comunicación social y grupos de presión social en general,
en lo que se ha convertido en uno de los casos judiciales más paradigmáticos y
controvertidos de los últimos años.
Es
complicado – y conviene ser prudente – en cualquier tipo de decisión judicial (especialmente
cuando las sentencias son firmes) pero es indudable que no hacer lecturas
políticas de sentencias relacionadas con la Audiencia Nacional (por la
singularidad de los delitos), especialmente cuando los partidos políticos son
en numerosas ocasiones agentes activos en los casos (opinando, influyendo)
sería un error. En este sentido, los autores dan un paso adelante – aunque
prudente – y dejan entrever todas las dudas que una mente medianamente crítica
es capaz de ver de forma sencilla.
Más
allá de las coincidencias que pueda haber entre el ideario del lector con este
tipo de lecturas, mi consejo es que no os dejéis llevar por prejuicios y os
atreváis a leer lo que no vais a encontrar en vuestro periódico de confianza,
en vuestra cadena de televisión favorita. Ni siquiera en vuestro blog preferido
de literatura. Sed críticos, buscad la verdad, incluso a través de la mentira.
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