Descubrí el año pasado a Juan Bas con su
última novela, El refugio de los canallas, magnífica muestra de todo lo que se
puede hacer (literariamente hablando) con un tema como el terrorismo sin caer
en lugares comunes y ya transitados. El libro fue merecedor del prestigioso
premio Dashiell Hammet en la Semana Negra de Gijón, toda una referencia en el
género. Parecía obligado mirar hacia atrás y buscar qué había escrito más este
señor hasta entonces desconocidos para los habitantes de este blog. Y apareció Pájaros Quemados, editada tres años
antes por la misma editorial, Alrevés. Aquí os dejo el resultado de mi lectura.
Pájaros quemados es una historia coral donde
múltiples personajes transitan por la España de carreteras nacionales, de bares
de paso, personajes con prisa (porque huyen, porque persiguen, porque
simplemente no están donde deben estar), de gente que ya no tiene nada que
perder (pero mucho que ganar), por los que todavía sueñan con ser lo que no
son. Así reza su magnífica e ilustrativa contraportada:
El Guapo y Don Calores, conocidos también como Los
Pájaros, dos delincuentes treintañeros del barrio bilbaíno de Otxarkoaga, se
complican la vida por un violento calentón en una partida de póquer.
Lola Ferroso, expresidenta de Castilla La Mancha,
se complica la vida por estar en el punto de mira de la fiscalía anticorrupción
y haber perdido la confianza de su partido.
La familia Gallo Corneja, de vacaciones en
Benidorm, se complica la vida por culpa de la voraz abuela y de un hueso de
codorniz.
Mateo Montero Jodorovitch, patriarca gitano y
prestamista sin escrúpulos, se complica la vida por culpa de Los Pájaros.
Iris o Marina, que es puta, se complica la vida por
su deuda con Mateo Montero Jodorovitch.
Ibrahim Berrechid, padre de familia numerosísima, se
complica la vida en su interminable viaje desde París a Marruecos por ser un
hombre temeroso de Dios preso de la lujuria.
El cura Picabea, párroco de infiesto, se complica
la vida por sus mortales pecados y ser un paranoico.
Juana Garrido, directora de una sucursal bancaria
de Albacete, se complica la vida de un modo fatal por un dolor insuperable.
Ladis, propietario de un perdido restaurante con
motel de la estepa burgalesa, se complica la vida por ser un dipsómano, atraer
la mala suerte y tener un loro que ya no le habla.
Y otros personajes también al límite se complican
la vida entre ellos de diversos y nefastos modos durante ese fin de semana del
mes de agosto en que toda España sufre una tremenda ola de calor.
Pájaros quemados supone la portentosa demostración de Juan Bas como
escritor de novela negra, y no solo en referencia al género (policiaco, de
corte criminal, con una trama por resolver) sino en cuanto al humor (negro,
negrísimo, más si cabe que lo negro del género de la novela), y también en cuanto
al propio corte siniestro de la novela, que respira marginalidad, riesgo,
muerte (porque todos los personajes, sin excepción, viven [algunos sin saberlo]
pendiendo del fino hilo que separa la luz de la oscuridad.
En Pájaros Quemados hay mucha literatura de
la ya leída (Cormac McCarthy, Azcona, Montero Glez, Hunter S. Thompson) y
también mucho cine, del que muestra nuestras miserias de la forma más grotesca
posible (Alex de la Iglesia, Hermanos Cohen). La
narrativa es redonda, hábil y precisa. Las historias vienen y van, se
entrecruzan, algunas de forma directa, otras casi de casualidad (como si de un
cameo recíproco se tratara).
Lo de
Alrevés empieza a ser redundante: cuando el nivel de acierto en lo que uno lee
de una editorial es tan abrumadoramente alto, algo pasa. O la suerte del lector
es digna de estudio (esto, como con la lotería, nunca pasa) o detrás del sello
hay gente haciendo muy bien las cosas.
Durante
estas semanas estoy dándole vueltas a una antología de libros para atraer
lectores, elecciones que cautiven a un lector que dejó de serlo (son cientos
las razones que llevan a ese desafortunado camino) o a uno que nunca lo fue
(seguramente por nunca haberle puesto en las manos un gran libro). Tengo claro
que estoy buscando libros como Pájaros
quemados. Libros en los que quedarse, libros en los que disfrutar como un
enano.
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