De
nuevo viene Kalandraka a alegrarnos la vida. No hay nada como la poesía
compartida, especialmente si es con tus hijos. Nadie como ellos, almas todavía
puras y sensibles no contaminadas por lo prosaico de la vida, para entender que
la poesía está en todas las facetas de la vida. No hablo de forma metafórica, y
este libro es una prueba de ello.
Cuarenta
poemas donde los bichos son los protagonistas. Poemas sencillos – como la buena
poesía – muy musicales y muy fáciles de entender y leer por niños. Lo cuenta un
padre de un hijo de seis años que ya se ha acercado (¡Él solo!) a este libro y
de una hija de cuatro que he dormido con estos poemas durante un mes. Mérito de
ellos y del propio libro, que ha sabido encontrar el lenguaje y las
ilustraciones precisas (muy buen trabajo, con una técnica, la del collage, muy
apropiada para la temática del libro).
El
libro, como si de un tratado de fauna se tratara, divide a los poemas por
familias, de tal forma que los poemas sobre bichos voladores y rigudores tienen
sus espacio propio. Las rimas además son tan aparentemente espontáneas que a
veces uno parece estar leyendo un libro de hip hop para niños, tal es el gancho
que su lectura produce.
Un acierto
total que a buen seguro encandilará a los más pequeños - y no tan pequeños - de vuestra casa.
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