Ya llevaba un tiempo con unas ganas tremendas de leer sobre
los Romanov, la gran saga de zares rusa sin los que no es posible contar la
historia del mundo de los últimos cuatrocientos años. Supongo que ha tenido que
ver el recién cumplido aniversario de la revolución de octubre, y que también
ha ayudado la formidable serie de Mathew Weiner (creador de Mad Men), The Romanoffs, que sigue los pasos en la
actualidad de los supuestos descendientes de los últimos zares. En cualquier
caso, la sombra de la leyenda de la familia Romanov es alargada, y para
acercarme a ella he elegido uno de los títulos más rigurosos e imprescindibles,
Los últimos zares, de Virginia
Cowles.
Se trata de un breve ensayo histórico que recorre los hechos
que rodean al último zar, Nicolás II y su familia, en lo que supone uno de los
acontecimientos históricos fundamentales del siglo pasado: la revolución de
Octubre rusa, la Primera Guerra Mundial y el fin de la Rusia de los zares.
La historia es en sí apasionante, pero es que además la
autora interconecta con extrema habilidad los hechos rigurosos con la vida y
anécdotas de Nicolás, Alejandra y sus cinco hijos. El relato de sus relaciones
entre ellos y con el poder está lleno de atractivo: las tramas políticas
conspiratorias, personajes emblemáticos como Rasputín, la enorme influencia
francesa, inglesa y alemana en la corte y en el gobierno del país.
Llama especialmente la atención la especial relevancia que
la autora otorga a la zarina Alejandra con respecto a su influencia en el
poder, hasta dar la sensación de que la regidora de los designios de los rusos
era en realidad ella. En contraste, Nicolás II aparece retratado desde el
principio como una persona poco hábil e insegura en sus funciones de gobierno.
El plato fuerte, no podía ser de otra forma, viene al final.
El trágico destino de la familia Romanov, cruelmente asesinados en un sótano y
posteriormente quemados en un bosque cercano no está exento de leyendas. En
muchas de ellas existe la convicción de que de la matanza quedaron
supervivientes, siendo el caso que más veracidad se le ha dado el de una de las
hijas, Anastasia. El capítulo que recoge estas teorías (el epílogo en realidad)
es brillante y brinda al lector a seguir interesándose por una de las familias
más importantes de la historia de la humanidad.
Os recomiendo que recuperéis esta lección de historia
perdida en vuestra memoria y que leáis este libro, veáis un documental o
busquéis información al respecto. Se trata de una historia apasionante.
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