Dos hombres y una habitación. Una petición,
la que uno de ellos le hace al otro. Necesito
matar a alguien. O más bien, necesito que tú mates a alguien. El pasado, el
de los dos, o el de cada uno por separado, si bien es cierto que en algún
momento esos dos pasados convergieron de manera casual. Y una decisión no
tomada en su momento que vuelve ahora, rotunda y poderosa, a ocupar todo el
espacio, contaminándolo y condicionando la decisión a tomar ahora. Así,
describiendo en breves escenas el argumento, es como mejor se me ocurre
comenzar a hablaros de Decidir, la
primera novela de David Giner, publicada en Ápeiron Ediciones, y cuya lectura
ha llenado de intriga, dudas y reflexiones nuestras primeras tardes
postvacacionales.
Creo que la sinopsis no debe contarnos mucho
más de esta novela. Decidir es la historia de Sacha y Emil. Sacha yace enfermo
en la cama de un hospital y recibe la visita diaria de Emil, su yerno. Ambos
vivieron años de guerra, aquella que tuvo como escenario la ex república de
Yugoslavia. Ambos se conocieron y compartieron una historia con más enigmas que
certezas, y una decisión (no tomada) marcó sus destinos. Años más tarde, Emil
se casó con la hija de Sacha y el pasado volvió con esa terrible petición. Y a partir de ahí todo es posible.
He de reconocer que soy un apasionado de los
escenarios cerrados, de las historias de personajes, donde lo narrado puede
extirparse de la realidad porque es una realidad en sí misma, no es necesario
contextualizar nada más, y el lector participa del encierro y de la trama. La
novela se teatraliza y se circunscribe a un territorio fácilmente imaginado.
Todo ocurre ahí, y casi todo lo que ocurre (u ocurrió) fuera prácticamente
sobra.
¿Es Decidir un thriller? ¿Es una novela
reflexiva sobre la decisión humana? ¿Es un tratado vestido de ficción acerca de
la condición humana, del concepto de justicia y de la capacidad del hombre para
moldear su entorno en beneficio propio? La respuesta a todas estas preguntas es
un sí rotundo. Decidir es la lucha
dialéctica de dos hombres que afianzan su conocimiento mutuo (y propio) a
través de los ojos del que tiene enfrente. Es una lucha de poder, un diálogo
(muchas veces introspectivo) donde se debe desencriptar la petición.
Especialmente interesante es la evolución del
pensamiento de ambos personajes (del que somos testigos en todo momento). ¿Quién es la
persona que debe morir? ¿Es uno de ellos? ¿Es alguien que merece morir? ¿Es
necesario conocer los motivos para el ejecutor del encargo? ¿Quiere conocerlos?
David Giner ha supuesto toda una sorpresa
para mí. Parece lógico cuando uno se enfrenta a una ópera prima albergar cierta incertidumbre (las
experiencias vividas son de todo tipo), pero el autor sale claramente airoso en
este caso. No es fácil encontrar en un autor casi inédito los mimbres de gran
escritor de los que David Giner es poseedor. Además, el dominio de la escena y
la capacidad de girar de manera recurrente en torno a un solo tema requiere de
una capacidad como narrador encomiable. Por momentos me ha parecido reconocer
algunos reflejos del mejor Javier Marías, y Decidir
me ha hecho añorar al autor que tanto quise y del que luego me fui alejando. Si
habéis leído a Marías y conocéis sus obras Tu
rostro mañana, Mañana en la batalla
piensa en mí o Todas las almas,
rotundas obras maestras, sabréis reconocer la importancia de las palabras que
dedico a esta novela.
Queridos amigos, ha nacido una gran novela, y
por extensión, hemos incorporado a nuestra lista de autores a seguir de cerca a
David Giner, del que ya esperamos nuevos proyectos, así como de esta editorial,
en la que tendremos que profundizar al habernos demostrado un excelente olfato
para las obras que hay que difundir y popularizar.
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