Uno de los libros que llenó desde el primer momento mi
maleta de vacaciones. Las aventuras del detective Albert Campion de nuevo. Tras
haber leído dos novelas de Margery Allingham, estaba más que dispuesta a una
nueva. Un gran placer que parece que Impedimenta tiene intención de seguir
trayendo a nuestro país, ya que es verdaderamente difícil encontrar traducciones
de esta autora, por otro lado tan valorada en Reino Unido.
El
detective Albert Campion, al que conocimos en El signo del miedo, está a punto de
dar un gran paso. Va a marcharse a las Indias para convertirse en gobernador de
una isla, pero todo cambia cuando le piden que se ocupe de un caso que ya está
empezando a salir en los periódicos: al parecer, una de las hermanas de la célebre
familia Palinode ha sido envenenada o, al menos, eso es lo que dicen las
amenazadoras cartas anónimas que ha estado recibiendo su médico de cabecera.
Las investigaciones lo llevarán a Apron Street, un microcosmos repleto de
aristócratas excéntricos venidos a menos, ataúdes desaparecidos, mejunjes
repelentes, certificados de defunción falsificados y enterradores que quizá
sientan demasiada pasión por su trabajo. Con la ayuda de Lugg, su fiel
terrateniente, y Charlie Luke, el inspector del caso, Campion se verá inmerso
en una maraña de misterios y peligros que pondrá a prueba toda su capacidad
deductiva.
Dos miembros de una familia de la
alta sociedad, los Palinode, han muerto en extrañas circunstancias. Los
Palinode son una familia peculiar, culta, extravagante, muy inteligentes…pero
con una de esas mentes no prácticas que les han llevado a caer en desgracia
económicamente y perder toda su fortuna. El segundo miembro de la familia en
morir, Ruth, desata todo tipo de conjeturas en el departamento de policía.
Ante este misterio sin resolver,
varios contactos solicitan ayuda a Albert Champion. Detective aficionado pero
con una mente preclara para desentrañar cualquier crimen. Albert considera una
señal que le hayan pedido ayuda tanto la policía, como la dueña de la casa en
la que viven los Palinode, como un extraño familiar de su criado.
Alligham es una autora muy
solvente, creando momentos de tensión, dejando capítulos sin explicar para
llegar a un final que remate el libro por completo. Una maestra en el arte de
los libros de misterio más clásicos, con un personaje clave como es el
detective pero incluyendo varios personajes interesantes y a los que da gusto
seguirles la pista.
Pierde bastante importancia frente a El signo del miedo su colaborador Lugg, que aportaba mucho humor en la anterior publicación. Pero los miembros de la familia Palinode son ingeniosos y atractivos, dotando al libro de algo más que las habituales historias del género llenas de personajes carentes de personalidad. En este caso un enterrador muy peculiar, un policía obstinado, una anciana que prepara brebajes…llenan las páginas creando un coro redondo.
Una novela muy gratificante para
llevar a la playa, al campo, en la soledad de nuestro sillón. No hace falta mucho
para disfrutar de una buena historia de detectives.
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