Hace unos meses fui a una librería infantil a comprarle un libro a mi hijo
de 5 años. Para más datos fui a “El dragón lector”, para quedarse a vivir allí.
Ante esa pequeña librería llena de tesoros tuve que preguntar para que me
aconsejaran porque me quería llevar todos. La primera pregunta fue: “¿Qué cuentos
le gustan al niño, los de piratas, de animales, de viajes…?” Y me quedé
pensando mucho rato (demasiado rato) y al final tuve que responder: “La poesía”.
Y es cierto, desde muy pequeño sus preferidos eran los que contenían poemas.
Empezando desde bebé con los preciosos “De la cuna a la luna”, pero siguiendo
con otros libros que no pensábamos que le podrían gustar tanto pero que sigue
pidiendo una y otra vez: Mundinovi (a pesar de que le daban miedo algunas
marionetas seguía queriendo leerlo), Almanaque musical, La mierlita, Los poemas
de la oca loca, Pedro melenas…Y hablando con otros padres, parece que mi hijo
no es el único. Los niños son devoradores de poesía.
El día a día,
convertido en poesía, aventura y juego. Lo cotidiano, a través de un tamiz
urbano y musical.
Una niña aventurera que vive una vida normal y corriente pero que la
convierte en algo especial. Una sopa con cocodrilos, una superheroína con una
toalla al cuello…
Además de ser poesías divertidas, intrépidas y valientes, las ilustraciones
son el perfecto acompañante.
Dicen en Kalandraka que es un libro para niños a partir de 8 años. Bueno, a
los que nos ha encantado en mi casa tenemos 5 y 37 años. Evidentemente a mi
hijo se los leo yo. A veces entre saltos y juegos. Pero siempre para y viene a
verme, a ver los dibujos, a pedirme que lo repita. De verdad que la poesía para
niños se ha convertido en una de las mejores experiencias lectoras con mis
propios hijos.
Cara de velocidad ha sido la ganadora del X Premio Internacional Ciudad de
Orihuela de Poesía para Niñas y Niños.
Comentarios
Publicar un comentario