Aunque hay que
separar el trigo de la paja, he de reconocer que el deporte y la literatura se
mezclan bien. Todo lo que rodea al deporte (pasión, intensidad, adrenalina,
traición, fracaso, olvido, ostracismo, éxito, felicidad o la búsqueda de la
misma).
¿Por qué hablo
de separar trigo y paja? Porque el deporte, como otras disciplinas mediáticas -
también sucede en la música y en el cine, por poner algunos ejemplos muy claros
– admite con mucha facilidad la aparición de libros intrusos que nada tienen
que ver con los valores literarios mínimos admisibles. Hablamos de productos de
promoción, con una evidente tendencia a la hagiografía y destinados únicamente
a satisfacer las ansias consumistas de fanáticos que lo mismo se compran una
camiseta que una bufanda que un poster. Ya os dimos en su día nuestra propuesta de libros sobre deporte dignas de ser recomendadas.
Hoy os voy a hablar de Open, la
biografía del ex tenista André Agassi, uno de los mitos de la historia del
tenis, cuya historia – antes de la publicación del libro, pero especialmente
después – estuvo siempre rodeada de polémica.
Lo primero que llama la atención,
y que conviene aclarar, es la firma del libro. Ojo, el libro está firmado (en
su portada de forma explícita, en la primera persona utilizada en la narración
de forma implícita) por el propio Agassi, y he de reconocer que ese fue el
motivo que me hizo prejuzgar el libro y por el que evité durante meses su
lectura.
Nada más lejos de la realidad. Al
final el libro (solo al final eso sí) el autor le pone rostro a la persona con
la que ha ordenado sus pensamientos y sus reflexiones: J. R. Moehringer, un
escritor como la copa de un pino, premio Pulitzer y autor de grandes libros
como El campeón ha vuelto (quereseñamos aquí) y El bar de las grandes
esperanzas.
Esa coautoría (que me permito
interpretar como autoría absoluta del escritor utilizando entrevistas y
testimonios del ex deportista) explica todas las bondades que encierra el
libro, el magnífico libro sobre Agassi.
Open nos cuenta la historia de un deportista para la eternidad, uno
de los grandes de la historia del tenis, y eso ya supone una delicia para
cualquier aficionado a la raqueta que se acerque al libro (me encuentro entre
ellos en calidad de jugador frustrado que siempre quiso ser más de lo que nunca
llegó a ser). El primer capítulo, en el
que a modo de prolepsis narra el supuesto último partido de Agassi en el open
USA frente a Marcos Baghdatis supone una de las narraciones deportivas más
perfectas que he leído jamás.
Y a partir de ahí, y con las
pistas que deja el autor en el relato de ese partido, viene la auténtica mina
de oro de Open: la de la confesión de
un deportista que reconoce su profundo odio por el deporte que le ha hecho
millonario. Y nos hace viajar a los orígenes de ese odio, cuando siendo solo un
niño su padre (tras el fracaso previo con sus hermanos) se marcó como objetivo
hacer de él una estrella. Y para eso su progenitor se convierte en su
entrenador (queda para el recuerdo la máquina lanzapelotas con forma de dragón
que construye a medida para su hijo y que representa todas sus fobias tenísticas
de la infancia), su consejero, su representante… en todo menos en su padre, el
único rol que realmente necesitaba el futuro tenista de élite.
En Open navegamos por muchos de los momentos y sensaciones vividos por
Agassi a lo largo de su vida: su inicios en el tenis antes de convertirse en
profesional, su salto al mundo profesional, la relación inseparable con su
hermano, la soledad dentro y fuera de la pista, sus pérdidas de rumbo, sus
inseguridades (el ya universalmente conocido episodio de la peluca con la que
jugó durante años es otro de los símbolos de la biografía), su inusitadamente
prolongada carrera (a pesar de lo que muchos auguraron en varias ocasiones), su
amistad fraternal con Barba Streisand, su matrimonio con Brooke Shields, la
aparición salvadora de Steffi Graff…
Pero si tengo que destacar un
episodio del libro no puede ser otro que la aparición en su vida de Gil Reyes,
su preparador físico, un mito que cambió su vida dentro y fuera de la pista,
cubriendo probablemente todos aquellos huecos que dejó libre demasiado pronto
su padre. Reyes es la piedra angular sobre la que gira la vida y los éxitos de
André Agassi.
Como os decía al principio, la
publicación del libro causó cierto revuelo en el mundo del tenis,
fundamentalmente por los episodios en los que Agassi reconoce haber consumido
metanfetaminas y cómo el hecho fue cerrado discretamente por parte de la ATP.
Tenistas en activo como Rafael Nadal han mostrado su malestar por una confesión
que consideran inapropiada e inoportuna, y que solo puede hacer daño al mundo
del tenis. Discrepo de esta forma de verlo, ya que el episodio narrado ocupa un
espacio absolutamente menor en el libro, y que solamente sirve para explicar la
pérdida de rumbo del jugador en un momento de su vida. Juzgar por este
testimonio menor como si el libro pudiera resumirse en ese punto oscuro de la
vida de Agassi es injusto para la historia (que es enorme), para el jugador
(que tiene derecho a una confesión cómo y cuándo quiera) y para las enormes
posibilidades que el libro tiene de servir como ejemplo de lucha y vida.
Por tanto, y dicho todo esto,
solo os puedo recomendar de manera entusiasta un libro que hará las delicias de
todos los que entendáis qué se siente en una pista de tenis, algo que es tan
distinto a cualquier otra sensación vivida, no solo en el deporte (aunque
fundamentalmente en él). El silencio, la soledad, el triunfo (solo tuyo) pero
sobre todo el fracaso (también solo tuyo). Y ahora que este humilde reseñista
que bordea los cuarenta ha decidido volver a recuperar su afición al tenis
desempolvando sus viejas raquetas, historias como las de Agassi me han ayudado
a valorar (y a querer) al deporte interiorizando que el día que algo (el
deporte o cualquier otra cosa) te empiezan a hacer daño, a quitar más que a dar,
es el momento de mirar hacia otros horizontes.
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