Nos la descubrió Edurne Portela en su magnífico El eco de los disparos, y se ha sumado a nuestras lecturas necesarias sobre el conflicto vasco y sus innumerables aristas. En este caso, el hecho de ser una novela gráfica nos atraía especialmente y nos hizo lanzarnos a su captura y posterior lectura estas navidades.
He visto ballenas es la historia de tres personajes unidos por el conflicto etarra por motivos muy diferentes. En primer lugar tenemos a Antón, un sacerdote marcado por la temprana muerte de su padre, abatido a disparos por ETA años atrás. Josu, su amigo de la infancia, se encuentra encarcelado en una cárcel de la Provenza francesa. Y durante su condena conoce a Emmanuel, ex miembro del GAL, que precisamente asesinó durante su militancia al asesino que disparó al padre de Antón.
Este triángulo de casualidades es el armazón de la historia propuesta por Javier de Isusi, que con extrema elegancia expone a los personajes a un permanente conflicto, obligados a empatizar con el resto, y abocados a reconocer sus errores pasados, sus inseguridades y sus dudas, crecientes con el paso del tiempo.
Es admirable como el autor logra tomar distancia sobre el conflicto abordado. Texto y dibujos muestran una frialdad que se adivina intencionada, y que deja espacio al lector a encontrar el suyo propio y a leer sin la contaminación tentadora que un narrador más tendencioso podría haber inoculado a la historia.
Otra muestra más, como decíamos, del inmenso espacio que el conflicto etarra ha dejado a la reflexión y al debate. Nos quedamos con He visto ballenas como uno de los pilares narrativos más sólidos que nos hemos encontrado. Continuaremos el camino, y sospechamos debates aún más espinosos y controvertidos con nuestras dos siguientes novelas que abordan el asunto: Letargo, de Jokin Muñoz, e Intxaurrondo, de Ion Arretxe.
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