Desde hace un tiempo los aficionados a los comics y a las
series estamos viviendo un periodo esplendoroso en lo que a la fusión de estos
dos géneros se refiere. Estoy hablando de Netflix y el bloque de series en
torno a Daredevil, Jessica Jones y The Defenders. Estas tres series están
suponiendo una delicia para los aficionados y una inmejorable puerta de entrada
para todos los que pensaban que las historias de superhéroes eran cosas de
críos. Nada que ver con la realidad, estos superhéroes tienen problemas,
adicciones, y pasan, en definitiva, por auténticas dificultades para alcanzar
la felicidad. Sus poderes no les ayudan en su vida diaria, y son precisamente
su principal lastre para su día a día.
En su día os hablé de Daredevil, la serie que inició esta
saga y que estaba basada en el mítico comic de la casa de las ideas. Y seguimos
con Jessica Jones, otro monumento al cómic para adultos que confirma que
Netflix ha acertado en esta apuesta por dignificar este maravilloso género.
Y aquí tenemos a Jessica Jones, la antiheroína más genuina
jamás creada, paradigma del ser superior, excluído de la sociedad por el hecho
de serlo, no adaptado, con turbio pasado, con adicciones que potencian aún más
sus problemas y, en definitiva, todas las características que la hacen un
personaje terriblemente atractivo para el lector que encuentra lo perfecto en
lo imperfecto (se entiende, ¿verdad?).
Alias es una novela negra magistral, donde cuesta reconocer
que se trata de un cómic de superhéroes (veremos pocos actos heroicos) y donde
la agencia de detectives de Jessica y los casos sórdidos que investiga son el
triste telón de fondo a un pasado que se nos desvelará poco a poco.
Pronto
conoceremos su relación con otros superhéroes (aquí los amantes de la serie
encontrarán relaciones familiares) e iremos desmontando capas hasta encontrar
algunas de las grandes verdades que rodean a uno de los personajes más
fascinantes que ha parido el universo Marvel.
Quiero animaros a leer Jessica
Jones, Alias, obra maestra del mundo del cómic que me obliga a recordar a
otros grandes: El Batman de Frank Miller (El
regreso del caballero oscuro, Año uno), Daredevil:
el hombre sin miedo o La visión, sin
olvidar a Watchmen. Todos ellos
reinventaron el cómic de superhéroes como en su día otros hicieron con el
Western. Encuentro tantas analogías entre el western crepuscular (en la poesía,
en el desencanto, en la enorme fuerza narrativa) y estos cómics crepusculares
que me encantaría que su difusión entre los adultos a los que quiero corriera
como la pólvora. Disfrutadlos.
Comentarios
Publicar un comentario