Tenía muchas ganas de leer La vegetariana, obra de la surcoreana, Hang Kang traída a España por la joven editorial Rata y
que está cosechando excelentes críticas. Puedo decir que no solo me ha
entusiasmado, sino que es un excelente ejemplo de cómo un libro puede ser algo
totalmente diferente a lo que inicialmente esperas de él. Son los peligros de las
lecturas diagonales, que en mi caso me han jugado una buena pasada, pues la
sorpresa de la lectura ha provocado un impacto casi desestabilizador en el poso
lector del que os escribe.
Una mujer de Seúl, cautiva en una vida normal
de casada, decide hacerse vegetariana a pesar de todo tipo de oposición
familiar y social. Como os decía, esa es la lectura diagonal. Porque La vegetariana NO es eso.
Si bien es cierto que ese es el punto de
arranque de la novela, la historia de esta mujer está cargada de simbolismo. En
una sociedad como la surcoreana, con un patriarcado dominante e incontestable,
la decisión de la protagonista supone un gesto de individualidad que descoloca
a todo su entorno. Este está representado de manera principal por los tres
narradores de la historia, su marido, el marido de su hermana y su propia
hermana. Cada uno de ellos asimila de forma diferente el inesperado
acontecimiento, que desestabiliza sus vidas para nunca volver a ser iguales.
La decisión supone mucho más que el hecho
evidente de cambiar una rutina alimenticia, es un gesto de rebeldía, de
renuncia vital, de doloroso tránsito hacia un estado espiritual diferente. Y es
ahí donde el libro encuentra incuestionables similitudes con La transformación de Kafka. La
protagonista, como Gregor Samsa, despierta un día transformada en otra persona,
en otro ser. Y con la transformación viene la incomprensión, y con la
incomprensión, el egoísmo de quien solo ve en el suceso lo que este supone de
cambio para él mismo, sin tratar de comprender a la verdadera víctima (si debe
considerarse como tal) del acontecimiento.
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Seúl, paradigma asiático del progreso, lugar donde tiene lugar La vegetariana |
La vegetariana es un excelente relato sobre la
libertad individual del ser humano, sobre la soberanía de nuestras propias
decisiones, sobre nuestra propia interpretación de la vida (y de la muerte) y
sobre los límites a veces incomprensibles que otros ponen sobre estas
libertades a priori intransferibles.
No dejéis de leer esta joya contemporánea,
que nos permite adivinar los tesoros que se esconden en literaturas remotas de
las que nos podemos sentir culturalmente tan alejados pero que una sosegada
lectura acaba por hacernos entender que sentirnos diferentes solamente es una
pose prejuiciosa que nos impide entender que el mundo es realmente pequeño. Los
grandes asuntos universales son los mismos en cada rincón del planeta, y
conocerlo desde un punto de vista aparentemente tan alejado puede ayudarnos a
analizarlo mejor.
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