Querida A.:
Inicio este intercambio de correspondencia de la que tantas veces hemos hablado y nunca nos decidíamos a iniciar. Dialogar y debatir apasionadamente sobre libros. Hacerlo contigo es algo que me entusiasma, y aunque no sea tal como lo ideamos en principio (en persona para transcribirlo posteriormente), creo que esta experiencia nos puede servir como rampa de lanzamiento para otras diferentes.
Creo que Patria es el libro ideal con el que empezar. Lectura compartida en la distancia (sin habernos puesto de acuerdo) y de la que tanto se puede hablar. Que niundiasinlibro, mi blog, y enesemomentodeldia, el tuyo, se conviertan en un solo blog durante unos días.
En primer lugar quiero compartir contigo mi intención de reflexionar sobre Patria desde la más absoluta prudencia. Creo que se ha escrito y dicho mucho sobre el libro y sus pretensiones, y creo que en muchos casos se ha caído en el exceso. Además, en muchos casos, estoy convencido de que las opiniones sobre libro están estrechamente condicionadas por la afinidad política que de él pueden desprenderse, y eso puede confundirnos. Por eso quiero que la opinión que voy a compartir contigo no esté condicionada por mi opinión personal sobre el conflicto vasco. A ver si me sale. Vamos, dicho de otro modo, quiero alejarme lo máximo posible de titulares como este: "Rajoy reivindica 'Patria' como una contribución al «triunfo de la verdad»". Así no.
La primera reflexión que se me viene a la mente es precisamente esta capacidad que el libro ha tenido de arrastrar a lectores que llevaban años sin abrir un libro. Creo que este hecho es ya un éxito en si mismo. Todos los que amamos la literatura debemos alegrarnos cada vez que un libro con calidad es capaz de llegar a rincones insospechados (Rajoy, sin ánimo de ofender, me parece uno de ellos).
Ahora bien, creo que es excesivo atribuirle a un libro estas propiedades milagrosas, creo que es pretencioso, y en este caso creo que el libro no lo es (sí lo son algunas opiniones y críticas). Se trata de una novela, ficción y nada más. El autor se sustenta en un acontecimiento real (en personajes que probablemente sean reales, en historias que seguramente han ocurrido, e incluso en opiniones propias llevadas a la historia) para contar una historia no real. Ya sabes que disfruto mucho con los libros donde la realidad y la ficción se mezclan y se confunden, me gusta que el autor juegue a confundirnos, o a convencernos de que lo que nos está contando ha sucedido de verdad. Pero eso es lo maravilloso de la literatura, que no debemos olvidar que estamos leyendo algo que no tiene por qué haber sucedido así, el autor tiene libertad para ello. Por eso creo que hay que dejarlo claro: Patria es ficción, y cuenta un trocito de la historia del País Vasco a través de una historia no real (o al menos presuntamente real). Ojo, no le resto valor al libro, pero creo que la ficción merece su espacio, pero la ficción tiene la bendita virtud de permitirse ser mentira. Me gustaría saber qué opinas sobre esto.
Una vez superada esta visión inicial de la novela, Patria me parece un magnífico fresco que muestra gran parte de los roles de la historia reciente del País Vasco. ETA ha marcado a generaciones y si tuviera que buscar un factor común de todos los personajes de la obra creo que hay uno por encima de todos: el miedo. Creo que es el sentimiento que mueve a todos los personajes (hasta a los que provocan ese miedo). Hacía mucho tiempo que un libro no me transmitía así el miedo que flota en el ambiente. Más que la mejor literatura de terror. ¿te ha pasado también a ti?
Entiendo Patria como un equilibrio de fuerzas entre personajes, donde avanzamos en el conocimiento de cada uno de ellos a través de su relación con algún otro. Te pongo algunos ejemplos: Txato y Joxian (los amigos a los que se les rompe la amistad, y en el caso de Joxian permanece aún después de lo sucedido), Bittori y Miren (el motor del libro, sobre las que se sustenta el gesto final, del que tanto se puede hablar), Arantxa y Nerea (las verdaderas protagonistas del comienzo del fin del conflicto, y de la ruptura de tabúes), Arantxa y Xabier (de nuevo con Arantxa como eje fundamental del perdón), Gorka y Jose Mari (el conflicto brutal entre hermanos) o Txato y Jose Mari (maravillosa recreación de la relación víctima-verdugo). Seguro que me dejo muchas otras, pero si tuviera que elegir solo una, me quedo con la aparentemente secundaria relación entre los hermanos Gorka y Jose Mari. Creo que la debilidad de Jose Mari empieza aquí (aunque luego surgen otras muchas) porque creo que en realidad nuestras debilidades, las que son capaces de hacernos más daño, son los que están cerca y con un gesto sutil pueden derrumbarnos. Estoy convencido que con el apoyo incondicional de su hermano, Jose Mari nunca se hubiera arrepentido. El desamparo del terrorista y su creciente alejamiento de su familia quedan representados por ese hermano pequeño que le da la vuelta a la historia. ¿Cuál es la relación con la que te quedarías tú?
Por otro lado, y abundando en lo mismo, está la evolución de Miren, primero su radicalización, solo entendible desde su posición como madre del terrorista, y después al quedarse aislada en sus posiciones (por el acercamiento de marido e hijos a a Bittori). ¿Hasta que punto somos capaces de cambiar nuestras ideas por una situación personal? ¿Un hijo es capaz de hacerte verlo todo de otra forma? Aunque en la novela podemos tender a evitar empatizar con Bittori, si miramos a nuestras propias vidas podemos encontrar muchos ejemplos de situaciones donde hemos acabado acercándonos a posiciones solo porque alguien querido las defendía. Y no siempre lo hemos hecho de forma consciente. Parece que un asunto tan horrible es una excepción, y a nosotros no nos pasaría. ¿Podemos estar tan seguros?
Otra cosa de la que me gustaría escribirte es sobre aquellas situaciones donde los verdugos acaban convertidos en víctimas. Cuando ETA desaparece (o al menos anuncia su desaparición), los que la apoyan se quedan solos, y la fuerza que tienen desaparece. Entonces son ellos los que acaban por sentirse víctimas. Creo que en este tipo de situaciones (que se da en numerosos conflictos) el riesgo está en que las víctimas, en su sed de venganza, corren el riesgo de convertirse en verdugos y legitimar con ello a las ideas de sus antiguos verdugos. Cuántos conflictos han acabado por volverse irresolubles por este tipo de situaciones. No digo que pase en Patria, pero sí es una amenaza que puede darse en conflictos como este.
Como conclusión a estas primeras reflexiones, es que tengo claro que el asunto del terrorismo vasco es profundamente complejo, y cualquier intento por simplificarlo supone, como en cualquier aspecto de la vida, un error. Por eso creo que entender Patria como un intento de explicar el conflicto es una forma peligrosa de simplificarlo todo. La historia de ETA no se puede explicar con la tregua como punto cero, y construirla hacia atrás como si la paz fuera el fin, creo que eso es hacer trampa.
Por último quería compartir contigo mi entusiasmo con el final, ese abrazo que lo resume todo. Qué paradoja que un libro de seiscientas páginas acabe sin palabras. Fíjate que al final la imagen del perdón que me quedó como lector fue esa y no la carta que Jose Mari escribe a Bittori desde la cárcel. Y es que a veces no hace falta pedir perdón con palabras.
Estoy deseando leer tus opiniones.
Besos.
J.
Comentarios
Publicar un comentario