Supongo que llego tarde para reconocer la obra de Luis Landero, un imprescindible de la literatura española de los últimos veinte años, desde que publicó su primera obra (ya maestra) Juegos de la edad tardía.
Tras un periodo en estado de gracia (2009, Retrato de un hombre inmaduro, 2012, Absolución y 2014, El balcón en invierno) nos llega su última creación, La vida negociable, del todo inesperada y por ello doblemente celebrada.
Era complicado tras su perfecta El balcón en invierno, pero Luis Landero hace olvidar su novela anterior con un regreso a la ficción, esa ficción tan propia y tan cercana a la realidad del autor que hace que sus páginas nos hacen sentir como en casa.
La vida negociable nos cuenta la vida de Hugo Bayo, un peluquero que hace repaso a su vida y milagros desde que, siendo un niño, la vida le pone en bandeja las armas que luego le servirán para sobrevivir y prosperar en la vida. Así comienza su historia, que como un narrador oral, nos cuenta (a nosotros, lectores, clientes de su peluquería, tanto da) como su madre le confía un secreto que guardar. Este secreto le hace poderoso frente a ella, y la manipulación y el chantaje hacen por primera vez acto de presencia en su vida.
Este comienzo es también el comienzo de la construcción del Hugo Bayo personaje, el que prospera poco a poco en la vida a base de picaresca y pocos escrúpulos, con los que aprende que la vida solo es amable contigo si tú te lo ganas. Esa es la jungla en la que Hugo Bayo crece convencido de que sin la mentira, el engaño y la percepción egoísta de la vida no se consiguen las grandes recompensas.
Hugo Bayo es un personaje deudor y heredero del imaginario de Landero. En él reconocemos los rincones más ásperos de personajes de novelas anteriores, y como gran protagonista que se precie, sin él la novela no existe. Hugo sube, cae y se levanta, haciendo del fracaso una excusa para reinventarse.
En La vida negociable (y por tanto en Hugo Bayo) reside también gran parte de la literatura española de todos los tiempos, y ahí se percibe la grandeza de Luis Landero. Porque sin pretenderlo, y de forma natural, en su libro brota impetuosa la mejor novela picaresca del Siglo de Oro y de forma indisimulada, el mejor Cervantes (que es mucho decir, pero en estos niveles se mueve el autor).
Vemos en Hugo Bayo el reflejo de nuestras cualidades más perversas, de nuestros defectos más ridículos y vergonzantes, pero también del humor y de las fuerzas para la reinvención que a lo largo de nuestras vidas nos permiten seguir vivos (o al menos seguir sintiéndonos vivos).
Es difícil hablar de la mejor novela de Landero (son tantas y tan imprescindibles) pero sí creo que el autor ha encontrado el pulso que los maestros encuentran en algún momento de su carrera y se resisten a abandonar. Es difícil asegurarlo tan pronto en un año donde nos esperan grandes sorpresas, pero creo que Landero ha vuelto a escribir la novela del año.
Leed a Landero porque nos encontramos ante el más grande. Qué pena que no oigamos hablar en cada esquina del escritor extremeño, que no haya debates en cada plaza, que no comentemos cada párrafo de su última novela en las cafeterías, que no le arrebate un hueco de protagonismo a Messi y a Cristiano Ronaldo. Cuánto nos arrepentiremos algún día de no otorgarles el protagonismo que se merecen a los verdaderamente grandes.
Pues hoy mismo he pedido dos de vuestras recomendaciones. Buena labor hacéis. Ya os contaré.
ResponderEliminarHola!
EliminarPues claro, ya nos contarás. Tengo curiosidad por saber más de ese pedido.
Saludos desde tierras manchegas.