Me ha llegado como inesperado día del padre (es fácil adivinar la influencia de la madre) esta doble publicación alrededor de uno de los personajes más emblemáticos de la historia social y cultural reciente en nuestro país: el inclasificable Michi Panero.
Gracias a Javier Mendoza, suerte de hijo adoptivo (hijo de su segunda esposa), nos llega por un lado Funerales vikingos - textos inéditos del autor - y El desconcierto - las memorias biográficas con las que Mendoza comparte con nosotros su experiencia vital con Michi Panero).

Lo primero que uno tiene que plantearse es cómo comenzar la lectura ante una publicación sin contraportada, así de original se presenta el libro de Mendoza-Panero. Cada libro tiene su inicio y su portada, brillante propuesta que nace de la prudencia del editor y de Mendoza para que el lector decida. Mi recomendación es comenzar por las memorias, no solo porque mis preferencias personales me inclinaron a ellos, sino porque en ese orden creo que se entienden y se contextualizan mejor los textos de Panero.
El desconcierto supone un acercamiento inédito e interesante a la figura de Michi Panero. Es Mendoza, el hijo de la segunda esposa del protagonista, el testigo aséptico y necesario que nos cuenta en un primer capítulo antológico como conoce a Michi (yendo al cine a ver Robocop, ¿cómo os quedáis?) para luego adentrarse en una relación que se convirtió en amistad, y donde la admiración y la desmitificación van de la mano a lo largo de la vida del autor. Mendoza nos cuenta, a través de la experiencia personal pero sobre todo gracias a las confidencias de Panero, una vida por donde pasaron personajes como Marguerite Duras, Lucía Bosé, Paula Molina, Javier Marías, y muchos de los grandes de la cultura española de los años setenta, ochenta y noventa.
Michi Panero es uno de los grandes desconocidos de la historia cultural de este país, y este libro supone una magnífica oportunidad de conocimiento para los menos iniciados. La visión de Mendoza es oxígeno puro para una historia a la que es difícil acercarse sin caer en tópicos manidos. Una asignatura pendiente de esta lectura: recuperar las memorias de la madre, Felicidad Blanch (mencionadas en el libro) y volver a leer a Leopoldo María, el hermano genial y maldito de Michi, protagonista de buena parte del libro.
En cuanto a Funerales Vikingos solo puedo decir que se trata de un tesoro, porque nos acerca al Michi Panero escritor (ese escritor que nunca escribió un libro, porque, según cita textual, entre escribir y follar, el eligió follar). Los textos de Michi son extraños, crípticos y perturbadores. Teniendo en cuenta que estamos ante un Michi Panero de poco más de veinte años, la publicación puede interpretarse como el proyecto del gran escritor que pudo haber sido.
Por último, recomendaros la lectura de esta sesión doble del universo Panero para volver a hablaros de El desencanto, esa obra monumental del cine español que gana en cada nuevo visionado.
Por último, recomendaros la lectura de esta sesión doble del universo Panero para volver a hablaros de El desencanto, esa obra monumental del cine español que gana en cada nuevo visionado.
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