El
año pasado publicamos una reseña del anterior libro de la autora editado por
Salamandra Black “Enterrad a los muertos” que no pudo gustarme más. La famosa
amabilidad de los canadienses se extendía hasta el comisario Gamache, y los
secundarios estaban sublimes en una de las mejores novelas negras que he leído
en los últimos años. Así pues estaba deseosa de la publicación de El juego de
la luz y cuando llegó a mis manos no lo solté en un par de días. Estaba de
vacaciones en casa de mis padres y volví a recibir las críticas eternas que
recibo desde mi infancia de que me abstraigo con la lectura y no hago caso a
nadie. Qué le vamos a hacer. Pero mereció la pena.
Tras Una
revelación brutal y Enterrad
a los muertos, este nuevo caso del
inspector Armand Gamache es la tercera obra publicada en castellano de una de
las series policíacas más galardonadas y celebradas por la crítica
internacional. Ganadora de un Anthony Award y elegida mejor novela negra del
año por The New York Times Book Review, El juego de la luz es
una nueva lección magistral de la gran dama canadiense del crimen.
La historia comienza con Clara
Morrow, una de las vecinas ya conocidas del encantador pueblo de Three Pines a
las afueras de Montreal. Clara es una artista que nunca ha visto reconocido su
arte, pero eso ha cambiado y el Museo de arte Comtemporáneo ha acogido una
exposición sobre su obra. Y ahí retomamos el camino de los personajes ya
conocidos en las anteriores novelas de Louise Penny. Todos los vecinos del
pueblo con más asesinatos por metro cuadrado (con permiso de Cabot Cove) están
allí para apoyar a Clara, incluído su marido Peter. También allí nos volvemos a
encontrar con el inspector Gamacha y con el subinspector Beauvoir.
La autora siempre realiza un retrato psicológico de los personajes, tiene una
pluma especial para introducirnos en sus pensamientos, en su dolor y sus
anhelos. Especialmente estos dos personajes, al margen de la trama principal
son los que enganchan y los que te atan a la lectura.
Al día siguiente de la exposición, en el jardín
de Clara aparece un cadáver. Gamache y su equipo tienen que volver a
desplazarse a Three Pines y resolver el misterio a la vez que interrogamos a
todos los vecinos. El punto fuerte de Penny es el reparto coral. Sus personajes
son reales, sensibles, compasivos, miedosos, y a veces mezquinos. A todos ellos
los despacha con un sentido del humor sutil y amable, el mismo que el de del
comisario Gamache.
El
tema principal de esta novela es el mundo del arte. Sus rencillas, sus envidias…
Igual que en el anterior se basaba en la historia de Quebec, la autora nos
introduce con mucha cultura y sensatez en los entresijos de este mundillo. Pero
además es un relato sobre el matrimonio. Sobre la competición entre los dos
componentes de una pareja. Del egoísmo intrínseco del individuo.
Además
vivimos de nuevo las consecuencias de los acontecimientos acaecidos en la vida
del inspector y de Beauvoir. Si creíamos que las heridas estaban curadas no es
así, y aún menos las heridas internas. Esta trama me parece la más interesante
ya que nos sirve de enlace con las demás y es de esperar que continúe y se
complique aún más. Fue un gran acierto añadir ese punto de tragedia tras el
tiroteo que sufrió la unidad de policía. Hace a los personajes más creíbles y
con más aristas que estudiar.
Me ha
encantado “El juego de la luz” aunque he de decir que por la temática me gustó
más “Enterrad a los muertos” pero supongo que éste es un tema personal. Por lo
demás el ritmo de la autora, su interés en los personajes y su manejo de la
trama son similares. Es una escritora estupenda, por lo que me alegro que aún
queden por editar muchos libros de esta serie para seguir disfrutándolos. Espero
que vosotros también lo hagáis.
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