Hay
muchas cosas de las que no te das cuenta hasta que no pasan los años
suficientes para valorarlas. Hay cultura popular que llevamos tan incrustada en
el ADN que nunca nos hemos parado a reflexionar sobre lo que significa o los mensajes que nos transmite. Esto lo vemos
en los clásicos que tuvimos que leer en la escuela, en las series de televisión
que reponían una y otra vez, en la música de los bares que frecuentábamos y por
supuesto en las películas que veíamos un día sí otro no tanto en el cine como
en la televisión. Este ensayo nos hace volver al pasado, volver a los
nostálgicos 80 y revivir lo que sentíamos al ver esos blockbusters. Pero
también a vivir cosas de las que nunca nos dimos cuenta conscientemente.
Dirty Dancing nos enseñó que
sí, las mujeres abortan.
La princesa prometida nos
enseñó que el amor verdadero no es un cuento de hadas.
Cazafantasmas nos enseñó que
la amistad masculina no tiene por qué ser inmadura.
La chica de rosa nos
enseñó que la personalidad no depende del vestido que lleves.
Todo en un día nos
enseñó que siempre habrá clases sociales.
Regreso al futuro nos
enseñó que nuestros padres son tan complicados como nosotros.
No sabíamos que las películas que
nos cambiaron la vida también nos estaban preparando para las luchas de hoy. Un
ensayo revelador.
Y
sí, en Dirty Dancing había un aborto. Yo ni me acordaba. Que alguien me diga
una película de adolescentes actual en el que se hable del aborto como una
opción. Estadounidense, claro. Y Superdetective en Hollywood. ¡El protagonista
era negro! Pues no, en esa época el protagonista era Eddie Murphy. Pero ahora
me doy cuenta de que no era tan normal que alguien no blanco pudiera
protagonizar películas de éxito. Y también está La princesa prometida, esa
película tan preciosa que nos hizo dejar de odiar las pelis de besos. El libro
habla de muchas más y nos cuenta muchísimas anécdotas de los rodajes,
entrevistas con los directores y protagonistas, nos hace ver más allá de lo
evidente.
Sin
duda el libro adolece de una terrible nostalgia de la autora. Le encantaban los
80, coincidió con su infancia y primera juventud y eso marca. Porque estas
películas son divertidísimas, muy entretenidas y posiblemente mejores de lo que
recordamos pero ella incide en que no ha habido comedias románticas en la
historia del cine tan buenas como las de los 80 y aunque puedo destacar alguna
de ellas, yo, como amante del cine clásico no puedo recordar algo mejor que
Historias de Philadelphia, La fiera de mi niña, El hombre tranquilo, la mitad
de las películas de Billy Wilder y la mitad de las de Woody Allen. Pero bueno,
respetando su nostalgia encontramos mucho más de lo que recordábamos de ellas.
Lo ingeniosa que era Cazafantasmas, lo genial que te hace sentir Regreso al
futuro, y por supuesto las que introdujeron en el imaginario colectivo la vida
en un instituto estadounidense, La chica de rosa y Todo en un día.
Una
de las partes características del ensayo es el contexto feminista en el cine.
En los 80 heredamos una sociedad que había cambiado tras la lucha por la
igualdad en los 70. Despuntaban guionistas como Nora Ephron y protagonistas
femeninas que no iban vestidas en todas las películas como modelos. Eran mujeres
normales y corrientes. Sí, muchas eran guapísimas, pero el vestuario de Meg
Ryan en Cuando Harry encontró a Sally nos indicaba mucho más sobre su encanto
personal y sus aspiraciones profesionales que sobre su gusto por la moda. Hoy
en día las actrices deben ser buenas y además guapas, y además bien vestidas…cortadas
por un mismo patrón. Me ha entusiasmado darme cuenta de que las referencias femeninas
de mi infancia eran decididas, inteligentes y con mucho carácter. Hoy en día en
muchas películas la mujer aparece como la pesada que te va a cambiar la vida y
lo inevitable de ese momento, de cuando sientes cabeza. Directores,
productores y guionistas que no saben ver más allá de la broma zafia y
repetitiva. Como regalo, una imagen del cartel de una comedia romántica actual.
Penoso.
Este
libro fue uno de mis regalos de Reyes y aunque lo comencé con un poco de
escepticismo y pereza (estaba un poco saturada de tanto leer ensayos
feministas), ha resultado ser un libro divertidísimo y genial. Me ha encantado
repasar todas las películas de mi infancia, conocer curiosidades y para una
amante del cine en general como yo, ha sido un soplo de aire fresco. Además me
ha abierto los ojos ante una realidad del actual cine y me ha llevado a la
conclusión de que los espectadores debemos ser exigentes con lo que consumimos,
no dejarnos llevar por lo que nos ofrecen sino enseñar lo que realmente
queremos con nuestras elecciones. Que nadie vuelva a decir que no interesan las
historias de mujeres, de amistad, de protesta, no les interesarán a los
productores pero a mí sí y a muchos millones de personas. Si a las generaciones
de hoy en día sólo les ofrecen películas absurdas como Transformers o películas en las que no se pueda hablar de
abortos, de salirse de la norma ni de igualdad entre una relación, no tendrán
criterio para diferenciar el cine que nos hace ser más, del cine que nos hace ser uno más.
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