Llevábamos tiempos sin acercarnos a la editorial Salto de página, uno de los sellos de cabecera para los que hacemos niundiasinlibro. Y regresamos a ellos con uno de esos libros de fondo de editorial que merecen ser rescatados. Os presentamos Padres, hijos y primates, de nuestro admirado Jon Bilbao.
Ya era hora. Física familiar, Bajo el influjo del cometa y Estrómboli eran magníficos libros de relatos; así conocimos a Jon Bilbao, y así confirmamos que era uno de los autores con más futuro (y qué demonios, con más presente) de nuestra literatura. Pero tenía ganas de leer una novela suya, y comprobar cómo se movía el autor en otro tipo de terrenos.
No considero al relato un arte menor, ni mucho menos. Diría más, en ocasiones me parece incluso más difícil ser un buen relatista, ya que el formato exige un control muy preciso de los tiempos, y la capacidad de reacción ante cualquier error es mínima. Dicho de otra forma, si cometes un error en un relato, la jodiste, mientras que en una novela uno puede permitirse algún que otro desliz; si es capaz de remontar puedes incluso salvar la novela.
Dicho esto, en Padres, hijos y primates Jon Bilbao pasa el examen con nota. El libro cuenta la historia de Joanes, un joven felizmente casado que viaja a Méjico para asistir a la boda de su suegro con una joven mejicana. Un cúmulo de casualidades (un temporal, hacen que Joanes se vea aislado y separado de su familia, y en los días en los que Joanes y su familia se encuentran separados, la vida de este se convierte en una suerte de pesadilla de la que parecerá imposible salir.
En primer lugar, Joanes está a punto de firmar un gran acuerdo comercial, única oportunidad para salvar a su empresa. La comunicación telefónica para salvar el acuerdo se convierte - con la distancia, el huracán, un móvil al que se le agotará la batería en cualquier momento - en pura angustia. Además, el protagonista encuentra en su viaje en solitario a un antiguo profesor universitario que cree responsable de todas sus desgracias laborales. Su pasado vuelve de repente, y en una situación límite. Y por si fuera poco, en esta especie de road movie que supone su viaje por el interior de Méjico tiene la desgracia de atropellar a un chimpancé salido de sabe Dios dónde (la novela nos desvelará su origen, un ingrediente más en el angustioso devenir de Joanes).
Como habréis podido imaginar, Bilbao somete a Joanes a condiciones límite, aquellas en las que cualquier persona de comportamientos convencionales reacciona con su yo más profundo, esas situaciones en las que cualquiera de nosotros mostraríamos nuestro verdadero yo. Y esta frase hecha suele ser un eufemismo para decir en realidad en esas situaciones salen nuestros monstruos más inconfesables, todo aquello de lo que nos avergonzamos.
Padres, hijos y primates tiene un poco de literatura de terror, porque son esas situaciones cotidianas llevadas al límite las que nos angustian, sin necesidad de ambientar nuestras obsesiones en mansiones abandonadas con espíritus inquietantes. La atmósfera creada por Jon Bilbao me ha recordado a una película espléndida que he visto hace poco, Relatos Salvajes, en la que se describen de forma magistral algunos de estos terrores cotidianos.
Una gran novela de Jon Bilbao, a la que si tengo que ponerle un pero es que el número de páginas (apenas 140) me podría hacer sospechar que el autor en realidad no ha dejado el género por el que le conocí, y simplemente se le ha ido de las manos un relato que se le empezó a hacer demasiado largo como para considerarlo como tal. Si concluís como yo, que qué más da, os animo a que disfrutéis de este o de cualquier otro libro de Jon Bilbao. Os puedo asegurar que sea cual se el que elijáis lo disfrutaréis.
Comentarios
Publicar un comentario