Tengo el placer de traeros al blog uno de los libros que más he disfrutado este año, de esos que explican por qué me apasiona leer, de esos que se disfrutan más por no esperar lo que encierran sus páginas. Os presento Qué pequeño es el mundo, de Martín Suter.
Konrad Lang es un hombre culto y elegante de poco más de sesenta años que ha vivido toda su vida a costa de los Koch, una de las familias más poderosas de Suiza. A cambio de esa ayuda, se encarga de vigilar una de las mansiones que la familia tiene repartidas por el mundo, hasta que un pequeño despiste suyo provoca un incendio que consume la casa hasta los cimientos. Debido a ese suceso, Elvira Lenn, la matriarca del clan, decide cortar la relación con él, pero unas extrañas alteraciones en la memoria de Konrad llevarán a los Koch a reconsiderar su postura. A medida que su presente se vuelva más confuso, irán aflorando lejanos fragmentos del pasado, algo que Elvira teme por encima de todo.
Qué pequeño es el mundo es un librazo. A medio camino entre la novela de misterio y la narrativa costumbrista, nos encontramos ante un libro que huele a clásico. La trama, aunque circunscrita en la actualidad (en la de su fecha de publicación, 1997) contiene el aroma de la narración clásica de los años cincuenta. Exceptuando algunos de datos relacionados con el contexto de la historia (accesorios), ésta podría trasladarse perfectamente a los universos narrativos frecuentados por Dashiell Hammet o Raymond Chandler, por nombrar a dos de mis más admirados.
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Martin Suter |
Aunque no hay detectives, la historia gira en torno a un gran misterio, ese que parecen conocer sólo dos de los protagonistas, Elvira, interesada en que el pasado que explica este misterio no salga a la luz, y Konrad, el supuesto conocedor de la verdad, aunque el Alzheimer juegue en su contra. Alrededor de ellos, un puñado de personajes llenos de ambición, e intereses espureos, y otros que ya sea por accidente o por pura necesidad personal, necesitan llegar hasta el fondo de esa verdad.
Pura novela del mejor misterio clásico, más cerca del cine de Hitchcock que muchas de las publicaciones actuales, más interesadas a veces en inventar la pólvora que en construir literatura de verdad. Como siempre, Libros del Asteroide no defrauda, y añade a su excelente catálogo otra obra que debe formar parte de cualquier librería personal contemporánea que presuma de calidad.
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Todo lo que recuerda al cine de Hitchcock merece la pena. Recuerda, inolvidables Ingrid Bergman y Gregory Peck |
El final, redondo y sorprendente, sin pistas previas. Un aplauso para Martín Suter, al que no conocíamos y desde ahora queremos conocer más.
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