Soy una gran amante de
la literatura gótica. La descubrí hace muchísimos años a través de Los elixires del diablo de E. T. A.
Hoffmann y desde entonces cada vez que encuentro una historia de
este género me tiro de cabeza a su lectura. Hace poco pude releer uno de los
primeros relatos considerados góticos de la historia El Monje de Matthew Lewis de
1796 y me puso los pelos de punta. Me encanta esa sensación de inquietud que se
crea alrededor de estas lecturas. Robert
Aickman se encuentra entre lo gótico, el terror y la literatura fantástica que
tanto me apasiona así que su lectura ha sido una verdadero placer.
Considerado
por muchos uno de los más destacados autores ingleses de literatura fantástica
de la segunda mitad del siglo XX, el londinense Robert Aickman siempre sostuvo
que no escribía cuentos de terror, sino «historias de lo extraño» –así le
gustaba definirlas–, relatos que tienen la rara virtud de sumergirnos en una
tensa e inquietante atmósfera. Esta nueva entrega de su obra vuelve a
constatar, como Cuentos de lo extraño (Atalanta, n.º 53), su gran talento para
lo fantástico narrativo.
Dice
la Wikipedia que entre las características de la narrativa gótica se encuentran
las siguientes:
·
La intriga se desarrolla en un viejo castillo o
un monasterio (importancia del escenario arquitectónico, que sirve para
enriquecer la trama).
·
Atmósfera de misterio y suspenso.
·
Profecía ancestral.
·
Eventos sobrenaturales o de difícil explicación.
·
Emociones desbocadas.
·
Erotismo larvado.
·
Falacia patética ( las emociones de los
protagonistas intervienen en la apariencia de las cosas, o bien el clima que
rodea una escena define el estado de ánimo de los personajes)
Al menos cinco de estas características se dan en los
cuentos de “Las casas de los rusos”, empezando por el que da el título a la
recopilación. Unas casas abandonadas, una atmósfera misteriosa
en una isla finlandesa y un joven al que esa atmósfera se le pega a los zapatos
y cambia su suerte para siempre.
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El autor, Robert Aickman |
Mi
favorito y el más poético es “Las manchas”, un hombre que ha perdido a su
esposa y encuentra el amor más insospechado. Desde el principio ese amor da
miedo, es sobrenatural y sabemos que
algo va a pasar, pero se disfruta cada una de las frases y de la exaltación de
ese romance.
En
estos cuentos no aparece ningún monstruo, ningún susto aparente, pero la
elegancia de sus relatos, el entorno que crea para contarnos estas inquietantes
historias son suficientes para sentirse incómodo en la silla. Un libro muy
atractivo para los amantes del género de terror. Si os apetece pasar un poquito
de miedo en estas noches calurosas ya lo sabeis, sin duda “Las casas de los
rusos” os refrescarán un poco.
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