Tenía desde hace tiempo pendiente la lectura del libro que os traigo hoy, En la belleza ajena, de uno de los más destacados autores de la literatura polaca (aunque inédito para mi), Adam Zagajewski.
Lo que en principio podía haberse planteado como una autobiografía, se convierte en un relato a medio camino entre un libro de memorias, el ensayo y un diario personal de carácter más o menos libres. La obra, con este planteamiento estilístico tan variado, adquiere la apariencia final de cuaderno de notas personal del escritor.
En él el autor hace un recorrido por su Infancia y juventud en Cracovia, más sensitivo que estrictamente geográfico. Una vida donde el concepto de patria muta y llena de dudas al autor (ucraniano de nacimiento, polaco de adopción, abandonando Polonia por Francia más adelante). El recorrido vital del autor está salpicado por la gran decepción que supone para él el comunismo (esa otra patria que considera pérdida), el totalitarismo y los estrechos límites de libertad asociados a él.
El autor reconoce sus dudas, sus dificultades para encontrarse a sí mismo desde el punto de vista vital y artístico. Por otro lado, esta suerte de memorias supone también un tratado de defensa de la poesía (como el autor reconoce, ejercer está defensa desde la prosa no deja de ser una curiosa paradoja). Porque Zagajewski ante todo se siente poeta. Sus experiencias con otros autores, su visión de la situación del mundo, su concepcion del arte.. también tiene cabida en En la belleza ajena.
Se trata de un libro maravilloso, de estructura poliforme, donde la cronología pasa a un segundo plano y la estructura está marcada por impulsos. Sin duda, tras leer un ejercicio narrativo como éste, uno se ve tentado a cargar el resto de su vida con un cuaderno en el que tenga cabida cualquier pensamiento que sea capaz de contar algo de uno mismo. El talento que demuestra el autor para darle forma de obra cohesionada a esta amalgama de formas de ver la vida propia es admirable.
En la belleza ajena es un libro único, probablemente irrepetible, de esos tesoros que nos hacen ver cuánta falta nos hacen este tipo de autores, que revientan las formas y los estilos ya inventados, demostrando que la esencia se define de otra forma, más allá de los formalismos estilísticos.
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Adam Zagajewski |
Por último, quería hacer una mención especial a las piezas de música clásica que aparecen en el libro. Adoro está especie de recomendaciones accidentales que a veces nos dejan los libros. Me acercan más a las historias que nos cuentan, porque, en definitiva, las historias que cuenten de cada uno de nosotros cuando ya no estemos, tendrán su propia música de fondo.
Aquí os dejo la de Adam Zagajewski:
Bach, Aria Erbarme Dich, de La pasión según San Mateo
Bethoven, Septima sinfonia
Schumann, Primer y tercer trío con piano, movimiento inicial
Mozart, Requiem, Mozart
Brahms, Tercera sinfonia
Schumann, Sonata para violín y piano
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