Podría decir que esperaba poco de este libro y que me he llevado un sorpresón leyéndolo, pero os mentiría. Adoro a Pablo Carbonell y sabía que su autobiografía me enloquecería. Y así ha sido.
A Pablo Carbonell puedo considerarle uno de mis primeros educadores. Si naciste en la segunda mitad de los setenta sabes de lo que te hablo. La bola de cristal era más que un programa de televisión, era nuestra escuela. Y en ella teníamos a Pablo Carbonell, que junto con Pedro Reyes nos hacía dar nuestros primeros pasos de forma deliciosa en el mundo del humor absurdo, inteligente, surrealista, simbólico. Definirlo y etiquetarlo es restarle mérito a lo que era un torrente de talento nunca más repetido en la historia televisiva de nuestro país. Dónde estás, Lolo Rico.
Voy a tratar de contaros en ocho ideas qué es para mí El mundo de la tarántula:
Una vida. Por encima de todo, Pablo Carbonell nos cuenta si vida. De principio a fin. Siempre me ha parecido que dedicar un trozo de tu vida para contársela a otros me parece un acto de generosidad encomiable. Pablo se entrega a la narración con corazón, sin red. El lector lo nota enseguida, y eso en literatura es magia.
Cadiz. Su ciudad natal es la infancia del autor. El color y el sonido de la ciudad andaluza aparece en las primeras páginas pero recorre todo el libro, todos los destinos recorridos. Aún con la pérdida del acento, Cádiz acompaña a Pablo cogida de su mano.
Madrid. Pablo no es sin Madrid como Madrid no es sin Pablo. La ciudad se erige como ese lugar en el que nadie es forastero. Para el autor, Madrid es el escenario de su vida artística y personal. De Madrid al cielo, aunque no siempre.
Ilusión. El mundo de la tarántula es un canto a la vida como vehículo para lograr un sueño. "Da igual lo que hagas" parece decirnos Pablo, "incluso da igual el resultado. lo importante es que lo que hagas lo hagas no con ilusión, sino porque te ilusiona". Todos los proyectos vitales de Pablo rezuman ilusión.
Pedro Reyes, Javier Krahe. Sus amigos del alma. Cuando el libro comienza, cuando aparecen en la vida de Pablo el lector sabe que han muerto. El libro se lee con el nudo en la garganta del que sabe que la pérdida de sus dos grandes amigos es la pérdida de un trozo enorme de su vida. El final del libro es simplemente un hermoso regalo a dos personas que eligió querer.
Papá. Los fragmentos del libro dedicados a su padre aún me hacen llorar. Con esas lágrimas mezcladas con sonrisas. Con esas lágrimas que sientan también.
Verdad. Acabo como empezaba. Es fácil imaginar a Pablo riendo y llorando mientras escribía este libro. Las páginas de un libro son capaces de capturar esa magia. Por eso amamos la literatura, y eso diferencia a los libros que nos gusta tener en nuestra librería de los que preferimos que se queden en el escaparate.
Sin duda, un gran año para Blackie Books. Si Instrumental (esa brutalidad de James Rhodes) o Rayos (de ese prodigio llamado Miqui Otero) justifican por si solos un año editorial, el libro de Carbonell es otra cosa. Se trata de ese libro que por no esperado - como el hijo en edad tardía - da el doble de alegría. 2016 siempre será para mí el año de la Tarántula.
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