Por fin leí El Comensal, el gran éxito de Caballo de Troya en 2015 (cómo se alegra uno de que le vaya bien a las editoriales con las que se casaría), en un año difícil, el de la retirada de Constantino Bértolo y el establecimiento de una fórmula arriesgada por poco habitual consistente en nombrar a un editor residente cada año, responsable de las publicaciones del sello en el período designado. La primera en romper el hielo fue Elvira Navarro y el balance fue extraordinario: Ocho óperas primas de ocho escritoras de una calidad a la altura del mítico sello de Random House. Con decisiones así la vida de Caballo de Troya está garantizada (este año es el turno de Alberto Olmos). Vamos con El comensal.
En El comensal Gabriela Ybarra nos cuenta dos historias, aparentemente no relacionadas entre sí salvo por el hilo conductor que representa la propia autora, nieta e hija de cada uno de los protagonistas de la historia.
La primera historia es la del secuestro y asesinato de Javier Ybarra a manos de la banda terrorista ETA. Gabriela, nieta del empresario y nacida seis años después del suceso narra los hechos utilizando la ficción como herramienta. Así nos lo advierte desde el principio. La muerte de su abuelo es lejana para ella, no la sufrió en primera persona y sólo puede acercarse a ella utilizando para su historia lo publicado y los testimonios de su familia. A partir de ahí, la narración de Gabriela es de una frialdad asombrosa, inevitable y probablemente necesaria. La frialdad propia de la muerte no entendida, por lejana en el tiempo, y en cierto modo ajena. ¿Culpabilidad por esta falta de empatía hacia el ser querido pero no conocido? ¿necesidad de redención? El resto del libro creo que responde sin respuestas a estas preguntas.
La segunda parte del libro cambia diametralmente -a priori- de registro para abordar el duro relato de la enfermedad y muerte de la madre de la protagonista, su papel en este capítulo de su vida (el de la asunción de responsabilidades sobrevenidas, el de las lágrimas pospuestas). Se trata de un relato minucioso, preciso y emocionante sin caer en el melodrama. De hecho es todo lo contrario a lo que uno pueda pensar a priori.
El talento de la autora explota aquí, en la aparente distancia con una historia personal e intensa. Ese espacio permite que el lector respire y lea sin angustia. Sin duda, una lección de literatura y de vida. La muerte como parte de la vida, no como fin de ésta.
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La autora, Gabriela Ybarra |
Y es con la plena comprensión de esta segunda historia cuando el que lee retrocede sobre lo leido, comprende a la autora y llena los espacios vacíos. Entonces imagino que Gabriela ha necesitado recorrer el camino del dolor de la pérdida para entender esa otra pérdida sin dolor que la acompañó desde niña. No para sentir un dolor imposible (¿cómo hacerlo por un abuelo que no ha conocido?) sino para entender el dolor ajeno, a veces más doloroso que el propio.
Es ahí donde creo que las dos historias se conectan y donde surge la electricidad de este portentoso libro. El momento en el que la autora se descubre comprendiendo el dolor de su padre por la pérdida de su abuelo. La elipsis argumental desaparece y las dos historias se funden en una sola.
Me fascina porque el libro invita a esta reflexión por lo no escrito, por el profundo silencio entre las dos historias que permite que el lector cree su propia ficción (la mía se resume en esta reseña).
Libro para leer y recomendar, autora de la que esperamos con expectación nuevos proyectos.
Por cierto, una noticia para aplaudir y para que cunda el ejemplo: La Biblioteca Pública de Zamora organiza desde hace quince años unas jornadas literarias donde escritores contemporáneos comparten una jornada con alumnos de los institutos de la ciudad. Y este año, a lo largo del mes de Octubre entre los escritores participantes se encuentran la propia Gabriela Ybarra y Sara Mesa. Previamente, la biblioteca se inunda de ejemplares de los autores de las jornadas para que los alumnos lean sus obras. Una iniciática de las que fomentan de verdad los libros a los jóvenes. Mi más sincera enhorabuena.
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Biblioteca Pública de Zamora |
http://www.laopiniondezamora.es/zamora/2016/07/26/seis-escritores-participan-xv-encuentros/941703.html
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