Las vacaciones de verano me han permitido retomar lecturas pendientes acumuladas en mi montón de favoritos, esa pila que nunca decrece y en la que los libros cambian constantemente de orden, en una pugna incesante de prioridades que cambian en función de mi estado de ánimo, mis expectativas ante una novedad o la irrupción de una opinión que cambia de repente mis ganas de leer un libro.
Os presento Mundo Cruel, una de las últimas novedades de Malpaso.
Presentado como un fenómeno literario en Puerto Rico, el primer libro de Luis Negrón contiene un puñado de relatos que giran alrededor de la experiencia homosexual, a menudo catalogados en la llamada comunidad LGTB, denominación que designa de forma global a los colectivos de Gays, Lesbianas, Bisexuales y personas Transgénero. No obstante el libro recibió en 2013 el máximo galardón que esta comunidad otorga en el ámbito literario, el premio Lambda. Este es el titular, que una vez leído (y disfrutado) el libro no comparto del todo.
Si bien es cierto que el contexto en el que se engloban los relatos es éste, y los personajes viven, disfrutan, eligen y desarrollan su condición sexual, ésta no deja de ser un vehículo con el que conocer la realidad de un barrio de una ciudad de un país como Puerto Rico. ¿qué son si no las historias que nos cuentan los libros? ¿no son en realidad las historias de de las personas las historias reales de los pueblos en los que habitan?
El autor, a través de nueve magníficos relatos, nos lleva de la mano por las gentes y las historias del barrio de Santurce, de su Guyama natal, donde lo marginal, los incomprendidos, los que para obtener lo mismo tienen que demostrar más, no es muy direrente de lo que uno puede encontrar en un barrio similar en la otra punta del mundo o en su propio barrio. Mundos que encierran otros mundos tras las ventanas cerradas de las casas que los componen.
El amor más allá de la enfermedad, la condición sexual como estigma social, los comportamientos condicionados, los desmedidos… Pero por encima de todo, como os decía antes, el relato costumbrista sin más, donde la condición de homosexual es sólo otra parte del atrezzo que ayuda a entender el conjunto.
Me ha encantado el planteamiento de Luis Negrón, alejado del encasillamiento fácil y del panfleto reivindicativo. Sus relatos están llenos de vida, y sobre todo de libertad. Su sentido del humor, su (aparente) vanalidad, su alegría representan una forma de vivir, de sentir y de escribir que sólo puede entenderse desde la verdad y desde la honestidad del autor.
Acercáos a Mundo cruel. Es una oportunidad de conocer nuevas literaturas, soplos de aire fresco necesarios para los que entendemos el arte escrito como la forma más hermosa de transmitir nuestras verdades y nuestras historias.
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