Celebramos un nuevo libro de Rafael Reig. Aquí os hemos traído parte de su obra mas representativa: Todo está perdonado, Un árbol caído y Lo que no está escrito, tres imprescindibles de la literatura nacional de la última década. Obras maestras multigénero, inclasificables y transversales, rasgos comunes a muchas grandes obras.
En un oxigenante cambio de registro, Reig (y Tusquets) publica Señales de Humo, primera parte de un viejo proyecto publicado hace diez años, Manual de literatura para caníbales, en el que el autor utilizaba la ficción para crear un manual de literatura que abarcaba los siglos XIX y XX de nuestras letras, donde los escritores, desde Larra y Espronceda a Javier Marías o Eduardo Mendoza pasando por Pío Baroja y Valle-Inclán, se convertían en personajes de ficción para convencernos a devorar con pasión sus novelas. Un ejercicio apasionante que se convirtió inmediatamente en un manual alternativo de literatura contemporánea.
Reig concluye su ambicioso proyecto de forma retrospectiva, abarcando lo que antes no abarcó, desde los orígenes de la literatura castellana hasta la Edad de Oro de nuestras letras, con Lope de Vega y Cervantes como protagonistas de cierre del periodo tratado.
Recupero la sinopsis que tan bien resume la aventura de la obra:
Martín es un catedrático recluido en un sanatorio mental. Desde allí recuerda que empezó a realizar auténticos viajes en el tiempo desde que, muy joven, intentó suicidarse. Ahora ya no los controla a voluntad y, sin proponérselo, aparece en una ciudad medieval oyendo cómo cantan las jarchas mozárabes un grupo de brujas, o cómo los juglares escenifican el Cantar de Mío Cid, o cómo el arcipreste de Hita le desvela su libro repleto de anécdotas en verso. Desde la Edad Media hasta el siglo de Oro, desde Berceo hasta Cervantes, desde La Celestina hasta Lope de Vega, nunca antes se nos había explicado la literatura española con tanta originalidad y humor, con tanta erudición como placer.
Señales de humo es una novela que retoma el tono de Manual de literatura para caníbales, un verdadero bestseller literario que convirtió a su autor en toda una referencia para muchos jóvenes lectores.
Señales de humo es una novela que retoma el tono de Manual de literatura para caníbales, un verdadero bestseller literario que convirtió a su autor en toda una referencia para muchos jóvenes lectores.
Aunque con otro planteamiento, el objetivo se repite, así como el éxito anterior. Nos convertimos, a través de los ojos de Martín, viajero en el tiempo, en testigos privilegiados de los primeros pasos de nuestra literatura. Reig nos plantea un acercamiento alternativo y gamberro a los clásicos que nuestros vetustos planes académicos trataban de inculcarnos con poco éxito. Feliz empresa la del autor, que nos demuestra que con el "marketing" adecuado nuestros jóvenes (y nosotros mismos, no tan jóvenes) pueden (podemos) disfrutar de obras maravillosas, eternas.
Desde El cantar del mío Cid y la vieja tradición juglaresca, a la irrupción del mester de clerecía y su intento de canalizar (sin éxito) la tradición del pueblo (juglares callejeros por trovadores de la corte), pasando por el Lazarillo de Tormes (primera novela total), la aparición del Petrarquismo y la imposición del amor como recurso literario para intelectuales.
El epílogo, capítulo extenso y glorioso, dedicado a Lope y a Cervantes. La reivindicación de los más grandes, aún hoy día (cada día más), de nuestra literatura: su obra paralela, necesario paralelismo para entenderlos mejor, y por supuesto, El Quijote, la obra leída y mil veces releida siglo tras siglo hasta hoy día. La obra a la que siempre hay que regresar.
Reig nos ha regalado el manual definitivo de nuestra literatura, arriesgado, heterodoxo. El mundo de Sofía de nuestras letras, como él mismo ha definido.
Estamos de enhorabuena. Tenemos otro libro de nuestro querido gran Reig. Para nuestros lectores futuros. Una obra que, como otras grandes (esta mas aún) les llevará a leer y descubrir otras obras, en esa cadena maravillosa que supone abrir con pasión las páginas de un gran libro.
Viva Rafael Reig, que es lo mismo que decir: ¡viva la literatura!
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