Tantas cosas buenas había leído sobre las memorias autobiográficas de Oliver Sacks (uno de los libros más celebrados en 2015) y tanto había disfrutado con sus libros (hace poco os hablaba de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero) que este libro merecía un espacio preferente en mi agenda lectora de este año.
Además, sentía una curiosidad especial por leer En movimiento. Dado que los libros clásicos de Sacks - aquellos donde nos cuenta de manera pedagógica y literaria las historias clínicas y personales de sus pacientes - contenían de forma transversal una carga autobiográfica importante, ¿qué nos esperaba en sus memorias? La respuesta es, sin duda, una experiencia literaria increíble e ineludible.
En En movimiento, Sacks hace un recorrido personal riguroso e intenso sobre su vida, desde su infancia y juventud hasta la actualidad. Es un ejercicio honesto, pasional y sincero que se transmite desde el principio al lector, que devora (al menos en mi caso) entusiasmado esta apertura personal por parte del autor. Tanto, que en ocasiones parece por momentos más un diario o un cuaderno de notas personal que una biografía.
En cuanto a mi duda inicial (la relación del libro con su obra anterior) la respuesta no podía ser otra. Cada libro suyo está presente aquí, de una forma privilegiada para sus lectores habituales, porque se nos permite conocer la historia de éstos, su proceso de gestación, sus secretos (que los hay), sus cavilaciones durante el proceso de escritura. Se trata, probablemente sin pretenderlo de un monumental making off de algunos de sus mejores libros.
Destacaría tres aspectos sobre el protagonismo de su obra en En movimiento. En primer lugar su preocupación por la opinión de la comunidad médica sobre su obra. Debo recordar que las obras del neurólogo rompieron barreras hasta entonces infranqueables, haciendo que libros de medicina (historiales médicos) se convirtieran en best sellers. Esto supuso no pocos problemas para Sacks entre algunos sectores del mundo médico. En segundo lugar, alguno de los secretos de los que hablaba antes, un lujo para sus mejores lectores. Casos con nombres ficticios (práctica común en su obra para preservar el anonimato de sus pacientes) en los que desvela, ya sin temor, la identidad real de los protagonistas. Y descubrir que él mismo era el protagonista del caso expuesto. Impagable. Por último, la experiencia narrada con Despertares, que superó todas las expectativas convirtiéndose en película. La implicación de Sacks en el rodaje y su intensa relación con su alter ego en la gran pantalla, Robin Williams.
Por esto y mucho más el libro ya puede calificarse de imprescindible. Hayas o no leído la obra de Oliver Sacks, En movimiento es la historia de un médico que siempre exploró formas para sentirse feliz, dentro y fuera de la medicina. Lo que no forma parte de su carrera, sus amores, su familia (incluido George, su hermano esquizofrénico), su dilatada experiencia viajera, sus múltiples hogares, a salto entre Estados Unidos (San Francisco, Nueva York, Los Ángeles) y Londres, su pasión por las motos, por la velocidad y por la halterofilia (sí, por la halterofilia) nos permiten conocer al hombre, al inmenso ser humano que ja pasado a la historias como uno de los grandes de la medicina del siglo XX.
Quiero terminar con un episodio que se encuentra en las primeras páginas del libro y que en mi caso hizo que el libro me ganara desde el principio. La maravillosa sencillez con la que narra el momento de su vida en el que afronta su homosexualidad con su padre y con su madre. Os hagáis o no con el libro, cogedlo de la estantería de vuestra librería habitual y buscar ese fragmentos (os ayudo, página 18). Literatura pura. Vida pura. Como si fueran cosas distintas.
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