La crisis, la maldita crisis: la que no es para tanto, la que muchos han negado (y siguen negando), de la que ya estamos saliendo (¿perdón?). Tanto hablar de la crisis que hemos llegado a perder la perspectiva de su verdadero significado, el que esconden las estadísticas macroeconómicas, el que no se conoce hasta que uno empieza a necesitar dedos de la mano para contar penas a su alrededor.
Contra el paso del tiempo (que todo lo olvida) y contra los negacionistas (esos que dentro de treinta años asegurarán que la crisis fue un invento sensacionalista de estrategia política) nos quedan los testimonios, las historias reales, los relatos pausados que ponen énfasis en lo que debe ser recordado: la literatura necesaria, aquella con la que se escribe la Historia.
Gran parte de nuestros autores de cabecera serán en el futuro referentes para que próximas generaciones sepan entender estos años grises y confusos: Rafael Chirbes, Isaac Rosa, Elvira Navarro... y Almudena Grandes, cuya última novela ha ocupado nuestras más recientes jornadas lectoras.
![]() |
Portada de Los besos en el pan |
Almudena Grandes, voz consagrada de nuestras letras, auténtica maestra en hilvanar grandes historias, epopeyas tolstoyescas (su último ejemplo es su gran proyecto sobre la Guerra Civil, Episodios de una guerra interminable) nos ofrece Los besos en el pan, el retrato de un barrio madrileño de clase media que navega como puede durante los años más duros de esta crisis.
La autora nos muestra sus mejores dotes para construir una gran historia coral en la que, como si de un puzle se tratase, vamos conociendo a decenas de vecinos del barrio, sus vidas, sus familias, sus trabajos (o la falta de ellos), y en definitiva, su forma de vivir (o de sufrir) la crisis.
De este modo, somos espectadores de desahucios, de un centro de salud sobre el que sobrevuela la amenaza de cierre, de pérdidas de empleo, de la desconfianza ante la inmigración (cuando es precisamente la comunidad que más sufre los estragos de la crisis).
Pero el corazón del barrio, como todos los barrios de todas las ciudades, como antes de la crisis, sigue latiendo. Y también somos espectadores de personas que se enamoran, que lloran por desamor, que sufren (y no por la crisis), que se ilusionan por nuevos proyectos, por viejos sueños que se cumplen, que se van y que vienen de vacaciones.
Este es, en mi opinión, el gran acierto de Los besos del pan: Adoptar una posición vitalista del relato de la crisis, reafirmar nuestra condición de seres en busca de la felicidad, cuyo éxito o fracaso en tan difícil empresa no solo depende de un factor duro, pero externo, como la crisis.
Y desde esta posición vitalista se cuenta la crisis, de forma cruda y sincera, y sin sentimentalismo, un riesgo evidente por el planteamiento elegido en el que no cae la autora.
Un regalo inesperado para el lector que os escribe, que en primera instancia había descartado su lectura al pensar (equivocadamente) que se trataba de una novela de transición de la escritora. Me hubiera perdido una gran novela.
![]() |
Almudena Grandes |
Almudena Grandes tiene aún mucho que ofrecernos. Su potencia narrativa crece en cada nueva publicación, y su compromiso social y político ilumina nuestra pasión por la mejor ficción: aquella que mira siempre de reojo a la realidad que la rodea. La ficción que nos ayuda a comprender, y lo que es más importante, a no olvidar.
No recuerdo cuál de sus libros leí que no me convenció y desde entonces soy reacia a leer algo suyo; le daré una oportunidad
ResponderEliminarDásela, aunque ha tenido altibajos, creo que la autora se encuentra ahora mismo en un momento dulce. Este libro lo demuestra. Ya me contarás!
EliminarA mi me pasó lo mismo....de momento la segunda oportunidad tendrá que esperar a que me lea todo lo que habéis recomendado antes!! jajaja
ResponderEliminarGracias Gema!
EliminarDale una oportunidad, merece la pena. El día 11 viene a Ciudad Real, tenemos que conseguir invitaciones!