Una nueva entrega de novela negra. Nos vamos al otro lado del mundo, a la extensa china. En las últimas lecturas del género de intriga nos hemos trasladado a Australia (El misterio del carruaje) y a Canadá (Enterrad a los muertos). Es una de las cosas buenas del mundo de los libros, podemos viajar por poco dinero. En este caso nos adentramos en Shanghai, una ciudad que aúna las viejas tradiciones chinas con la más absoluta modernidad. Con los nuevos tiempos en China también llegan los más terribles crímenes.
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Portada de El dragón de Shanghái |
En la brigada de casos especiales de Shanghai están todos estupefactos: con la excusa de ascenderlo a un cargo burocrático, han alejado al inspector jefe Chen de los expedientes más delicados. Tras comprobar que intentan atraerlo hacia una trampa, Chen decide alejarse de Shanghai, aunque ello no impedirá que atienda a la petición de auxilio de una hermosa y melancólica joven. Chen se inmiscuye en un caso decididamente plagado de minas, mientras investiga a quienes le persiguen hasta el punto de haber puesto precio a su vida.
El ahora ex inspector se enfrenta a la investigación más peligrosa de su carrera, precisamente cuando un ambicioso alto cargo y su esposa encarnan una renovación comunista. Y es que mientras los cantos revolucionarios todavía re-suenan en las mentes de todos, y pese a la propaganda que habla de transparencia y modernización, la ambición y la corrupción campan a sus anchas en la China actual.
El autor, Qiu Xiaolong, se ha hecho famoso a través de este género negro. Mediante el inspector jefe Chen ha conseguido un fiel número de seguidores para sus novelas. Son ya varias las publicadas con este personaje honrado, capaz, una rara avis en la actual China llena de cargos corruptos y deferencias hacia los miembros del Partido.
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Qiu Xiaolong |
Lo más interesante de la novela no es ya el caso en sí, que refleja muy bien la realidad del país. Lo más interesante son los entresijos que vamos conociendo de cómo el estado participa del día a día de todos los ciudadanos, cómo pretende a través de propaganda seguir controlando todo. A través de la policía, de los abogados, de las conexiones con empresas privadas… En un país como el nuestro lleno de corrupción no nos resulta extraño encontrar casos de los que nos habla Xiaolong. Contratos con precios inflados, hijos de políticos utilizando sus contactos…pero sí resulta curioso conocer las consecuencias directas de una desobediencia al Partido, o cómo la implicación en él puede llevarte más arriba en un puesto que generalmente consideramos independiente a la política.
Resulta bastante siniestro. Y no hablemos del uso de internet y sus restricciones. Parece mentira que vivamos en el mismo siglo. Nos muestra de la peor manera la llegada del capitalismo a un régimen totalitario, favoreciendo con este capitalismo a los dirigentes y sus familias, los llamados Príncipes. Se está abriendo una brecha enorme entre la gente más adinerada y el pueblo.
La trama utiliza el caso de la esposa del dirigente chino caído en desgracia Bo Xilai que sacudió al país en 2012. Fue juzgada por el homicidio de un empresario británico, en un caso que revolucionó al Partido Comunista a pocos meses de un recambio generacional en la cima del poder de la potencia asiática. Recuerdo haber seguido este caso en la prensa, junto con otros que muestran la China más obscura.
En el libro también se cuentan algunos momentos de la revolución cultural, de usos y costumbres durante el gobierno de Mao y de cómo algunos nuevos dirigentes del partido están queriendo resucitar ese ala más maoísta. Bo Xilai fue uno de ellos, y el caso de la condena de su mujer muestra también las luchas de poder dentro del gobierno. De hecho en algunas facetas el protagonista se basa en Wang Lijun, el policía real que desató las investigaciones. Si no queréis enteraos del final, no busquéis nada de este personaje.
Lo que menos me ha gustado de la novela ha sido la excesiva necesidad de machacarnos con las explicaciones sobre el país, sobre sus usos y costumbres, sobre su política. También las innecesarias explicaciones de las conexiones que se van investigando, de las conclusiones a través de la trama. No me gusta que me lo den todo masticado, prefiero las sutilezas.
También me ha dado un poco de reparo algunas de sus descripciones gastronómicas. Es una parte en la que se deleita bastante, pero también en la contaminación de la mayoría de la comida actual en China, de la materia prima, del uso de aceites ilegales…de verdad que ante un futuro viaje a China que siempre he querido realizar no necesitaba esta información. Puro egoísmo. Prefería vivir en la ignorancia.
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Shangai |
Pero tengo que decir que su lectura me ha enganchado, me he logrado meter en el ambiente, embutirme totalmente en la trama. Se empatiza fácilmente con su protagonista, lo que explica el éxito de las anteriores entregas. Un libro bastante adictivo que he devorado en un par de días. Si buscáis nuevos horizontes para el género de intriga y policiaco y queréis que os absorba una trama hasta el final, os recomiendo su lectura. Y si os gusta, lo bueno es que tendréis por delante (o por detrás en orden cronológico) varias novelas similares. Un aliciente importante.
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