A los que lean con asiduidad el blog le puede resultar curioso que casi todas nuestras reseñas sean positivas en mayor o menor grado. Esto ya lo explicamos aquí. Nuestra intención es hablar de los libros que recomendaríamos, que creemos que merecen mayor difusión.
Esto no quiere decir que no leamos ciertas cosas que no nos han convencido. Como ejemplo, buscando un referente en novela negra encontré muy buenas críticas de Adios en azul de John D. Mc Donald. Un clásico de la literatura negra americana que comparaban con Hammet y Chandler. Siendo estos algunos de mis favoritos comencé a leerla con mucho entusiasmo, y aunque en ningún momento la abandoné (suelo hacerlo si una novela no me convence), el protagonista, el lenguaje, el calado de la historia… no me convencieron. Por ello no la reseñé aquí.
Esto no quiere decir que no leamos ciertas cosas que no nos han convencido. Como ejemplo, buscando un referente en novela negra encontré muy buenas críticas de Adios en azul de John D. Mc Donald. Un clásico de la literatura negra americana que comparaban con Hammet y Chandler. Siendo estos algunos de mis favoritos comencé a leerla con mucho entusiasmo, y aunque en ningún momento la abandoné (suelo hacerlo si una novela no me convence), el protagonista, el lenguaje, el calado de la historia… no me convencieron. Por ello no la reseñé aquí.
Todo lo contrario me ha pasado con Enterrad a los muertos. Me enfrenté a ella pensando en la novela negra nórdica, que no suele ser mi preferencia. Me resulta fría, descorazonadora y en extremo dura con sus lectores.
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Portada de Enterrad a los muertos |
Y ¿por qué pensé que esta novela sería como una nórdica? Pues quizá por ser de una autora canadiense y estar ambientada allí, la nieve, el frío… mi mente hizo una absurda conexión. Frente a las pocas esperanzas puestas en ella me he encontrado una magnífica novela. Una novela que me encantaría recomendar a todos los amantes de este género.
Mientras Quebec se estremece en pleno invierno y el frío agrieta la piedra de sus viejas murallas, el inspector jefe Gamache, de baja tras una trágica operación policial, trata de recobrar fuerzas en la casa de su amigo y mentor, Émile Comeau, en el casco antiguo de la ciudad. Hundido física y psicológicamente, el célebre jefe de Homicidios intenta sosegar su mente con un proyecto personal que lo lleva a diario a la Sociedad Literaria e Histórica, un céntrico edificio que alberga miles de volúmenes legados durante décadas por la minoritaria comunidad inglesa de Quebec.
Pero en una de sus visitas, Gamache se topa con la vieja biblioteca acordonada: han hallado el cadáver de un hombre en su lóbrego sótano. La víctima es Augustin Renaud, un excéntrico aficionado a la arqueología obsesionado con la búsqueda de la esquiva tumba de Samuel de Champlain, fundador de la ciudad de Quebec en 1608.
Comienzo a leer y en cuatro páginas Amande Gamache se convierte en uno de mis detectives favoritos. Transitamos por su vida a un ritmo tranquilo, cálido, que nos envuelve en su atmósfera y te engulle. Un placer leer sus páginas y adentrarte en Quebec. La mayoría de los personajes son amables, son atrayentes, te gustaría seguir conociéndolos aún más.
Se dan tres arcos argumentales en la novela. El primero, el que nos ocupa. Un asesinato dentro de la Sociedad Literaria e Histórica de Quebec. Nuestro protagonista se encuentra allí en periodo de reposo tras unos acontecimientos trágicos y se ve involucrado en la investigación.
El segundo, los propios acontecimientos que han llevado a Gamache a este periodo de inactividad. Desde el principio se cruzan con la investigación del asesinato principal de una manera magistral y consiguen mantenerte con el corazón en vilo, con el alma partida. La empatía que logra con el inspector jefe es absoluta y genial.
Y el tercer argumento viene arrastrado de la anterior novela de esta serie, Una revelación brutal. Otro de los personajes principales del libro se traslada al mismo lugar ante las dudas de un error en la investigación policial. Muy bien anudados, también este argumento nos ayuda a enlazar con el segundo, que es el más impactante y muy bien resuelto.
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Louise Penny |
El segundo, los propios acontecimientos que han llevado a Gamache a este periodo de inactividad. Desde el principio se cruzan con la investigación del asesinato principal de una manera magistral y consiguen mantenerte con el corazón en vilo, con el alma partida. La empatía que logra con el inspector jefe es absoluta y genial.
Y el tercer argumento viene arrastrado de la anterior novela de esta serie, Una revelación brutal. Otro de los personajes principales del libro se traslada al mismo lugar ante las dudas de un error en la investigación policial. Muy bien anudados, también este argumento nos ayuda a enlazar con el segundo, que es el más impactante y muy bien resuelto.
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Portada de Una revelación brutal, predecesora de Enterrad a los muertos |
Además hay un par de intrigas históricas muy interesantes. A quien le guste la historia y la arqueología lo disfrutará aún más por estos detalles. Una sobre el fundador de Quebec, su historia y sobre todo la búsqueda de su tumba. Esto además nos lleva a la actual situación de la región con respecto a su posicionamiento independentista. Conocía poco de este tema, y me ha resultado muy curioso conocer las diferencias entre “anglos” y franceses, su situación actual y la sociedad de un Quebec muy anclado en el pasado desde algunos ángulos. La otra sobre la batalla entre ingleses y franceses que le lleva a reflexionar sobre estos mismos temas. Es un añadido a la trama del asesinato muy acertado.
Un ritmo narrativo muy adecuado y unos personajes carismáticos. Una ambientación envidiable, detallista y preciosista. Dos novelas de intriga sobresalientes con pocas semanas de diferencia. Para los que gustan de lo clásico “El misterio del carruaje”. Si buscais algo más contemporáneo pero con la misma intensidad narrativa, os recomiendo Enterrad a los muertos. Pero antes, ya que yo no llegué a tiempo os diría que leyerais Una revelación brutal, ya que tienen relación los hechos y son anteriores a la que nos ocupa. Ya me contareis.
Hola, coincido contigo, si bien aun no terminé de leerla, me atrapó desde la primera página. Bien escrita, buena traducción, sin modismos de España, un español neutro, de escritura elegante, pausada, muy muy sensitiva (extremadamente visual, el buen café casi que se saborea, el calor de la chimenea nos envuelve y disfruta).
ResponderEliminarApenas hace unos días terminé de leer Tiempos de hielo, de Fred Vargas, lamentándome de lo dificl que sería suplantarle, y no fue así, por casualidad di con esta señora.
Soy una ávida lectora de policiales no hiperrealistas, elegantes, bien escritos, trama pensada -ni obvia ni entreverada sin razón-, destaco a Benjamín Black y a Vargas, entre los contemporáneos. Esta cumple con todos esos requisitos, la recomiendo calurosamente desde un frío otoño montevideano.
Selva