Como ya os anunciamos, hemos continuado con la lectura de la trilogía autobiográfica de J. M. Coetzee, que comienza con Infancia (podéis leer aquí nuestra reseña) y continúa con Juventud, libro del que os vamos a hablar hoy.
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Portada de Juventud |
Si en Infancia Coetzee abordaba sus primeros años en Sudáfrica, en Juventud asistimos en nuestra calidad de lectores al despertar adolescente del autor, primero en la propia Sudáfrica, para continuar luego en Inglaterra, con Londres como lugar principal. Este viaje supone para el autor una huida personal de todo lo que deja atrás de su país y detesta: la compleja sociedad sudafricana, el detestable apartheid, las viejas costumbres bóer con los que el autor no comulga. También se nos descubre su intencionado alejamiento de su familia, en concreto de su madre, relación de la que seguimos viendo (en Infancia era uno de los temas más tratados) profundas contradicciones, donde amor y rechazo están fuertemente relacionados, quizás porque el exceso del primero genera por un instinto de autoprotección el desarrollo del segundo.
El salto a Londres supone para el autor una de las primeras etapas de autoconocimiento, y en ella presenciamos los primeros pasos del proyecto del Coetzee escritor. Es muy difícil adivinar (salvo por que obviamente sabemos quien nos lo está contando) que este estudiante de matemáticas atormentado cuyo primer trabajo en Londres es como programador informático en IBM, que vive intentando sin éxito descubrir los secretos para ser un gran escritor, se acabará convirtiendo tres décadas después en uno de los escritores vivos más importantes.
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J.M. Coetzee |
De nuevo encontramos en Juventud la técnica narrativa que admirábamos en Infancia. Coetzee se aleja del testimonio directo utilizando la tercera persona, consiguiendo con ello el mismo resultado. Su relato es áspero y duro, y esa curiosa perspectiva la convierte en más veraz y sorprendente. Se trata, por definirlo de alguna manera, de la mejor autocrítica imaginable sobre su vida propia como si no fuera su propia vida. Y para el lector se trata de una experiencia impagable.
Os recomiendo doblemente la lectura de Juventud, que asocio de forma inevitable a recomendaros leer Infancia. Ya estoy deseando descubrir si todo lo que he leído de Verano (el libro que cierra la trilogía) es cierto (elegida una de las mejores novelas de este joven siglo). En este último libro el autor elige una nueva perspectiva, asombrosa y deslumbrante, para terminar de contarnos trazos de su vida. Pero prefiero no desvelaros este dato hasta la reseña correspondiente..
La técnica de utilizar la tercera persona me llama mucho la atención, y desde luego estoy deseando leer la reseña de Verano. Mi lista de lecturas pendientes está aumentando preocupantemente "gracias" a este blog.
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