Hay libros que parecen destinados a unos determinados estados de ánimo: libros para leer cuando estamos tristes, cuando hemos perdido algo (o a alguien) muy nuestro, cuando estaños eufóricos, cuando estamos cansados, cuando necesitamos un refugio... Me apunto la idea para una entrada futura.
El libro que os traemos hoy, el segundo de la editorial Ardicia tras el delicioso En la niebla, es de esas historias que nos reconcilian con la vida, las que te dejan una sonrisa durante días, y a las que vuelves si has tenido un mal día.
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Portada de En lo alto de la torre |
En lo alto de la torre es una novela corta, un cuento, una historia sobre lo simple que es la vida si uno entiende que no hay meta si esta no incluye a la felicidad en el camino para conseguirla.
Extraigo parte de la sinopsis de la contraportada:
En la villa de Flyssemugue hay una torre con cuatrocientos veinticinco escalones, en lo alto de la cual Narcisse Gurdebeke, acompañado de su mujer y de sus siete hijos, acaba de estrenar sus funciones como vigilante, encargado del carillón, archivero y director de la banda municipal. Debido a sus obligaciones, y desanimado por la larguísima escalera que le separa del suelo, no encuentra nunca el momento de descender de su aérea residencia. Pero la añoranza de la tierra bajo sus pies y el anhelo de ser autosuficiente le harán recrear en su nuevo entorno esa vida campestre que tanto echa de menos. Así, irá construyendo poco a poco sobre la plataforma de la torre una granja, un huerto, y hasta un arroyo en miniatura. Todo con el máximo secreto, a espaldas de sus conciudadanos…
La historia, con un espíritu claramente ecológico, anticapitalista y pro-sostenibilidad, se lee en un suspiro, es amena y está provista de un humor muy inglés (a pesar de que el autor es francés),
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Retrato del autor, Albert Robida |
Edición preciosa y cuidada, como todas las de Ardicia (echad un vistazo a su catálogo), es un libro para tener y para que despierte el interés de cualquiera que merodee curioso en tus estanterías.
Os cuento mi experiencia personal con este libro. Lo he leído una mañana de Sábado, con mi hijo de tres años pegado, leyéndole en alto algunos capítulos enteros, de los que él, divertido, repetía algunas frases. El libro, aunque para adultos, se deja leer bien con primeros lectores. Mi hijo empieza a entender historias cada vez más complejas y eso hace que poquito a poco estemos empezando a compartir algunas lecturas.
Con mi hijo al lado, esta historia me ha parecido mucho más tierna y siempre relacionaré este libro a esa mañana de Sábado. En lo alto de la torre ya forma parte de los libros para leer de un tirón en una mañana fría de sábado con un hijo echado encima tuyo.
A mí la contraportada no me convenció en absoluto; leyendo el libro me parece que hay mucho más que una simple fábula. Me gusta tu punto de vista acerca de la felicidad y las lecturas compartidas. Es interesantísimo ver cómo un mismo libro nos transmite cosas diferentes verdad? Cuando lo reseñe pondré un enlace también a tu entrada; creo que puede ser muy enriquecedor para cualquier lector, tanto si no ha leído el libro y busca recomendación, como si lo ha leído y quiere compartirlo. ¿Quién dijo que la lectura era egoísta?
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