Julio Llamazares es uno de nuestros escritores predilectos, narrador excepcional (La lluvia amarilla es uno de los libros más hermosos que he leído) y excelente cronista viajero (El río del olvido, Cuaderno del Duero y Trás-os-Montes son verdaderas joyas del género), el hecho de no haberle dedicado ninguna entrada en la (ya no tan) corta vida de este blog era una deuda que tarde o temprano teníamos que reparar.
La ocasión ha llegado con un libro muy especial. Atlas de la España imaginaria, editado por Nórdica, recoge un conjunto de crónicas escritas hace unos años por el autor para el diario La Vanguardia en su recorrido por una serie de rincones de nuestro territorio cuyo nexo da sentido al libro: lugares mágicos que forman parte de nuestra cultura colectiva y que, en medio de la nebulosa que a veces confunde realidad y ficción, han acabado por convertirse en lugares no reales (o solo reales por la utilización que hacemos de ellos). Llamazares nos recuerda -y reivindica- la existencia de estos lugares, los pone en valor, nos instruye con la explicación de la leyenda que les rodea o que da sentido a los dichos populares que ha hecho de ellos lugares eternos.
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Portada de Atlas de la España Imaginaria |
Reconozco que ir descubriendo capítulo a capítulo los lugares que protagonizan el libro ha sido un aliciente en sí mismo, por lo que os advierto, podéis saltaros este párrafo y leer el libro experimentando esta sorpresa, o leer el itinerario propuesto como aquel que prepara un viaje y repasa los lugares que se va a encontrar por el camino: Babia, los cerros de Úbeda, entre Pinto y Valdemoro, Las Batuecas, la Ínsula Barataria, Jauja y Fuenteovejuna.
Fascinante, ¿verdad? Supongo que os apetece el viaje. Seguro que los lugares recorridos forman parte de vuestras expresiones, de vuestra cultura aprehendida desde la infancia, pero no seriais capaces (yo no lo era antes de leer el libro) de situar en un mapa estas expresiones, ni de contextualizarlas históricamente.
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Julio Llamazares |
La edición de Nórdica es una maravilla, esa clase de joyas de las que uno quiere apoderarse para su biblioteca personal. Cada texto de Llamazares viene acompañado por una ilustración de David de las Heras, todo un descubrimiento. Además, a modo de apéndice, el libro incluye las fotografías del viaje, cuyo autor, Navia, hace las veces de compañero de viaje y cronista visual del mismo. A un servidor, amante como sabéis de la fotografía, el libro también le ha servido para rastrear la magnífica obra del fotógrafo madrileño.
Os animo a que disfrutéis de esta bella rareza de Julio Llamazares. Con este precedente, espero que Nórdica repita experiencia y se anime a editar la experiencia similar que protagonizó el escritor siguiendo los pasos de Don Quijote, una joya del periodismo que publicó el pasado verano el diario El País.
Leyendo Atlas de la España imaginaria es fácil imaginar un libro igual de imprescindible con nuestro caballero andante favorito.
Esa línea entre ficción y realidad, lo mágico y lo mundano, encarnada ya en la portada. Me fascina!
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