Marta Sanz fue uno de nuestros grandes descubrimientos en 2015. La descubrimos con la conmovedora El Frío, y no dudamos en lanzarnos a conocer buena parte de su obra publicada: La lección de anatomía, Daniela Astor y la caja negra y Black, Black, Black. Con esta amplia muestra pudimos comprobar que la autora se maneja de manera formidable en una gran variedad de estilos y registros. No obstante, de todos ellos, la escritora se nos hacía más auténtica y reconocible en lo que podríamos calificar como bioficción (perdón por el engendro improvisado), esto es, por la capacidad de contar historias fácilmente identificables como autobiográficas cosidas entre los mimbres de una novela de ficción. Esos ingredientes dotaban a los libros de Sanz de una libertad creativa para contar historias propias que empatizaban rápidamente con el lector, a través de un discurso propio, rico en matices, con múltiples posibilidades.
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Portada de Farándula (Anagrama) |
Cuando leí la noticia de la publicación de Farándula y las breves notas que hacían referencia a su argumento - una visión de nuestro tiempo a través de los ojos y las vivencias de un grupo de actores - automáticamente pensé en su novela Daniela Astor.., donde la autora desplegaba con maestría el estilo descrito antes, utilizando como máscara los ojos de una niña a través a su vez de una actriz ficticia inventada por ella. Múltiples capas al servicio de la historia y de la Historia (este juego de espejos se utilizaba para contar a su vez una versión muy interesante de la transición).
Bueno, pues reconozco que no podía estar más equivocado, porque Farándula es muy distinta a las anteriores novelas de Marta Sanz (al menos de las 4 leídas anteriormente por mi). Sí bien vuelve a utilizar al mundo de la interpretación y del cine como lo hizo en Daniela.., aquí encontramos una novela de desarrollo más convencional, donde el lector encontrará menos capas, menos historias sobrepuestas.
Farándula nos cuenta las historias cruzadas de un grupo de actores: Valeria Falcón, actriz de prestigio en el gremio; Ana Urrutia, una vieja gloria de la interpretación patria, a la que Valeria visita todas las semanas; Daniel Valls, estrella del cine que se enfrenta al dilema personal de elegir entre una carrera de éxito sin fisuras y su compromiso político; Natalia de Miguel, joven promesa, pupila de Valeria; y Lorenzo Lucas, actor en el ocaso de su carrera que coincide en la preparación de una nueva obra de teatro con Natalia y la propia Valeria.
La obra de teatro no es otra que Eva al Desnudo, la enorme película de Manckievich, sobre el mundo del teatro y sobre las estrellas que se van y las que vienen, sobre la ambición, sobre la envidia. En definitiva, una de las grandes obras que se han escrito sobre el ser humano.
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Fotograma de la maravillosa Eva al desnudo, muy presente en Farándula |
Es alrededor de esta obra (curioso, teatro sobre cine que a su vez trata sobre el mundo del teatro) sobre la que se construye Farándula, novela que es a su vez una reinterpretación libre pero certera de Eva al Desnudo.
Hablaba de una novela más convencional haciendo un poco de trampa, porque efectivamente no es lo que parece. Lo que diferencia a Farándula de Daniela Astor.. es que si bien en Daniela.. el artificio no se escondía, mostrándonos desde el principio las manos de la marioneta (los trucos narrativos), en Farándula no vemos ni las manos ni los hilos, pero siempre están ahí, igual que las capas, los espejos y la sobreposición de historias de otras novelas.
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Marta Sanz |
Marta Sanz escribe historias sobre lo que sentimos y no decimos, sobre la responsabilidad de ser y de estar, sobre la (des)vergüenza de no pronunciarnos, sobre la osadía de revolverse ante la indecencia sea cual sea tu posición social. Pero sobretodo, sobre la posibilidad de hablar de todas estas cosas contando historias profundas en el fondo y en la forma, divirtiendo al lector, haciéndole preguntas inteligentes sin la prepotencia (que sí tienen otros) de darnos las respuestas.
Es un placer comenzar el año leyendo novelas como esta, que demuestran una vez más que la literatura en España goza de una de una salud formidable. Sólo hay que buscar un poquito..
¿Buscar un poquito?... Pero si la novela obtuvo uno de los más conocidos premios literarios de los que se celebran en España. La autora, por cierto, ya fue finalista del Premio Nadal hace unos años.
ResponderEliminarHola! Gracias por tu comentario.
EliminarEfectivamente, tienes toda la razón. Por eso digo lo de buscar un poquito, sólo un poquito.
El Herralde puede considerarse su consagración para el gran público, no así su condición de finalista del Nadal por Susana y los Viejos, hecho que pasó bastante desapercibido.
Un abrazo y gracias por leernos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarComo leeré este libro, voy a hacer lo que se ha convertido ya en una costumbre: volver a leer tu reseña después. Un lujo después de otro.
ResponderEliminarGracias! Bueno, el orden no altera el producto.. No desvelo casi nada, pero no me parece mala práctica, sobre todo porque no tengo que convencerte para que lo leas. Espero que lo disfrutes.
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