Parece que hay consenso general en nombrar a "Matar un ruiseñor" como una de las novelas favoritas cuando se consulta a muchos lectores. Yo soy uno de ellos. Lo leí hace muchos años, tantos que no sé bien la razón por las que me gustó. No sé si es un gran libro, o sólo un libro sentimental y entretenido. Pero sea como sea, tenía muchas ganas de leer "Ve y pon un centinela" para recrear lo que sentí hace tantos años.
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Portada de Ve y pon un centinela |
Como sabréis, Harper Lee escribió esta novela antes de su gran éxito. La presentó a un editor y éste la rechazó pero le pidió que escribiese sobre la infancia de la protagonista, que era nombrada en varios tramos del libro. Así lo hizo y se convirtió en el best seller que es hoy. Ese fenómeno de ventas hizo que la autora no quisiera continuar con la escritura debido a la fama que adquirió que no fue de su agrado.
El mismo día de su publicación en España fui rauda a comprarla y comencé a leerla unas horas después. Una lectura muy fácil, entretenida y cómoda. Y un día después llegó el arrepentimiento. Aunque no vaya a contar nada del argumento clave, advierto que a partir de aquí hay algo que no querría que lea alguien que esté enamorado de "Matar un ruiseñor". Así que: spoiler.
Esta historia trata sobre el desencanto. La caída de los mitos. Eso es Atticus Finch para su hija Scout. Pero no sólo para ella, sino para todos los que leímos la historia del juicio de un muchacho negro y el único abogado sureño que se atreve a defenderlo. Él era sin duda intachable, lleno de ideales, honesto y honorable. He escuchado su nombre muchas veces como ejemplo en estos términos y he visto a mucha gente firmar con ese seudónimo dando a entender lo mismo. Con esta novela todo cambia. Scout y los demás debemos aprender que los mitos también se equivocan, también tienen diferentes ideales y es respetable aceptarlas.
También es un libro que nos hace pensar en uno de los principales problemas de esa época de los Estados Unidos y que se mantiene en todos los países y épocas como uno de los temas latentes. El trasfondo es el racismo, el miedo a lo diferente, a la pérdida de las señas de identidad en vez de aceptar una integración que enriquece a los pueblos. En esos años el congreso norteamericano aprobó la enmienda para prohibir el veto a las personas de raza negra. Y creó un comité para vigilar su cumplimiento. El libro da a entender que esta enmienda se aprobó de una manera un tanto irregular y precipitada. Y esto choca con la vida apacible del pueblo que ya conocíamos.
Me ha resultado muy interesante el debate entre la aprobación de la enmienda y la defensa de los ideales de un pueblo sureño en el que empezaron a aparecer grupos como el Ku Kus Klan. La argumentación para la reticencia al cambio también sirve para reflexionar sobre este tipo de personas. Los racistas y xenófobos. Lo que no llego a entender es la postura de la autora. Creo que el libro no está bien cerrado en torno a esto. En general su final resulta muy abierto y poco coherente.
Todo el libro peca de un cierto tono de esbozo de algo más. Da más la impresión de ser una secuela que una precuela, que es como se ha vendido. Pero a pesar de la decepción en torno a Atticus, la recomendaría por el tema que trata, por la nostalgia hacia los personajes ya conocidos y por los pasajes sobre la infancia de Scout. Estos capítulos son el mayor acierto, las partes en las que volvemos a años atrás y nos encontramos con el Atticus que imaginábamos, poniéndole el rostro de Gregory Peck, claro.
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Gregory Peck siempre será el rostro de Atticus Finch |
Por lo tanto lo recomiendo para los que no tienen miedo al cambio en ningún sentido. Estas cosas ayudan a abrir la mente y a estar atentos a los ciegos que pueblan el mundo.
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