Magnífico el título elegido de entre una de las obras de Óscar Wilde. Magnífica la edición de Lengua de Trapo. Estas son las primeras cosas que llaman la atención de este libro y que te acercan a su adquisición. Luego llega la contraportada:
Londres, 1891. Una oleada de secuestros de niñas, algunas de ellas relacionadas con las primeras personalidades políticas, resulta ser sólo un signo más de la cadena de acontecimientos que amenaza con el desplome del país más importante del mundo. Juan Ramón Biedma desarrolla con ritmo vertiginoso las diferentes tramas que componen este apasionante viaje al centro de la era victoriana.
Además ya nos indica que uno de sus protagonistas es Sherlock Holmes y otro James Moriarty. En mi caso, ya han conseguido atraer mi atención completamente. Pero nunca he sido muy amiga de las historias de personajes de un autor reinventadas por otro. Me da nostalgia del autor original, y aunque sea una solemne tontería, no son creíbles para mí (como si Sherlock Holmes fuera real si lo escribe Conan Doyle). Pero como era un regalo, comencé presta la aventura.
Cada capítulo se va desglosando en varios en las que cada uno de los personajes son los protagonistas. Así Cox, un revienta cadáveres con un pasado muy distinto a su ocupación en ese momento, Moriarty y Holmes, son los principales ejes de la historia. Cada uno lleva a cabo una investigación casi paralela. Cox buscando a una de las niñas desaparecidas, Moriarty buscando borrar sus huellas y Sherlock va tras Moriarty. Y alrededor de ellos el verdadero protagonista, el Londres victoriano, su versión más gótica.
Es esta atmósfera gótica, densa, neblinosa, el mayor de los aciertos del libro. La opresión, la vida de las dos sociedades de la época y sus miserias se hacen palpables a lo largo de éste. Otro de los aciertos es el trato a los personajes ya conocidos, sin mayores excentricidades, como viejos camaradas del autor y los lectores, sin necesidad de mostrar grandes trucos.
Para los amantes del género, también es un placer recordar la obra de Conan Doyle, completando "El problema final", uno de los mejores relatos, que en su momento supuso toda una revolución en los seguidores de Sherlock Holmes.
No me ha extrañado que la editorial Lengua de Trapo haya lanzado esta novela. Hubo un tiempo cuando yo tenía unos 18 años y no tenía sueldo para gastar en libros, sólo la paga semanal de mis padres en la que yo iba a la biblioteca de mi ciudad, Zamora (que por cierto tiene una de las mejores bibliotecas que conozco) y cogía libros de esta editorial al azar, sin saber nada de ellos, sólo confiando en su labor ya que escogía nuevos autores, originales, audaces, imaginativos... Y conocí a Rafael Reig, a Juan Aparicio-Belmonte y a muchos más con los que disfruté enormemente.
Toda mi admiración hacia Juan Ramón Biedma que parece que ha hecho fácil lo difícil. Realmente consigue capturar la esencia de los personajes, enlazar entre todos una historia cautivadora, atrayente y adictiva. Muchos ratos en los que no podía retomar el libro me daba cuenta de que estaba dándole vueltas a uno de los detalles de la novela, y deseaba cogerla de nuevo.
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Juan Ramón Viedma |
También todo mi agradecimiento al autor, ya que no es fácil sacar a una madre de un bebé de dos meses y un niño de dos años, de su rutina de amamantar, alimentar, jugar...os aseguro que las neuronas en esta época no dan para mucho más. Pero ha conseguido trasladarme a una de mis épocas históricas favoritas, reencontrarme con un viejo amigo y un viejo enemigo y encontrar el romanticismo en un cuchillo de carnicero. Elegiré otro libro suyo para el próximo mes. Muchas gracias.
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