Aprovechando la próxima publicación del nuevo libro de Montero Glez, Talco y Bronce, voy a rememorar el libro con el que le descubrí hace unos años, Pistola y Cuchillo, que desde entonces se convirtió en uno de mis libros favoritos. A pesar de haberlo leído hace años (allá por Mayo de 2011) sigo recordándolo como si lo hubiera leído ayer, con el impacto con el que se recuerda un gran acontecimiento que te marca y que diluye en la memoria todo lo que te sucede después. Quizás porque es el libro que más he regalado. Quizás porque es un libro que se recuerda de forma distinta a lo habitual, tarareándolo más que rememorando su argumento.
Pistola y cuhillo rastrea a José Monge Cruz, Camarón de la Isla, a través de instantes menores de su vida. Pensamientos, anécdotas, y un viaje cerca de su muerte que cierra el círculo de su vida, y todo ello nos ayuda a entender mejor al artista que la mejor de las biografías.
El autor, utilizando la ficción (se cuentan hechos reales, pero el hilo conductor se inventa, de las anécdotas ocuridas realmente se hace literatura) demuestra el camino para entender mejor la realidad no siempre es el más evidente.
Relato cautivador y maravilloso cuya lectura no te dejará indiferente.
“A la entrada de la Venta Vargas, por donde antes aparcaban los coches, le han puesto una estatua. Dicen que es él, pero no se le parece. Además de no reir tampoco canta y ni siquiera tararea. Por si fuera poco hay veces que a la estatua le falta algún trozo y sé bien que son gitanos quienes los arrancan para luego venderlos. Surgen de lo oscuro y pegan pellizcos a un bronce que por ley no pertenece a nadie más que a ellos. << Al rico camarón de la bahía>>, vocean con mucho soniquete. << Al rico camarón de la bahía, lo pesco de noche, lo vendo de día>> .”
De Montero Glez, muy recomendable también Sed de Champán, otra joya de este autor
Pistola y Cuchillo y Sed de Champán están editado por Aleph Editores
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