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Mis escenas musicales favoritas (I)

Hoy voy a hablaros de cine. De música y cine más concretamente. He escogido la denominada música diegética, la que "existe" en la película, es decir, la que escuchan los actores, la interpretan, la oyen de fondo, existe en la historia. Creo que este tipo de música es la que cinematográficamente me transmite emociones más intensas. Supongo que es porque me hace olvidar que lo que veo es ficción y la emoción que una canción puede transmitirme por sí sola se multiplica si la acompaño de una historia donde alguien más consigue sentir lo mismo.
No digo con esto que la música incidental (esa que consideramos "banda sonora", música que no oyen los actores) o los musicales (teatralización de la historia a través de la música) no me gusten, todo lo contrario, me encantan y hablaré dentro de poco de ellas.
He elegido algunos momentos maravillosos del cine en los que alguien cantando o escuchando una canción ha conseguido emocionarme, y con los que creo que resulta muy fácil explicar las grandes cosas que el cine nos enseña, que no son otras que aquellas que dan sentido a nuestra vida.

1. Casablanca (Michael Curtiz, 1942)
Sobran las presentaciones. París ocupada por los nazis. En el bar de Rick un grupo de soldados alemanes cantan altivos una canción de guerra alemana, ante la impasibilidad y el miedo de los franceses presentes. Victor Laszlo, presente en el café, pide a la orquesta que toque el himno nacional de Francia, La Marsellesa, símbolo de la resistencia y de la libertad. El canto de todo el bar forma parte de la historia del cine, como la mirada orgullosa de Ilsa Lazlo (Ingrid Bergman) a su marido por esa valiente acción. El contexto en el que se rodó esta escena (1942, con la guerra aún sin acabar y De Gaulle ya huido a Gran Bretaña) le da a la escena un valor simbólico enorme.

 


2. Senderos de Gloria (Stanley Kubrick, 1957)
La escena final que resume esta obra maestra. En este caso estamos en la primera guerra mundial. En una taberna, decenas de soldados franceses esperan entre risas y mofas la actuación de una prisionera alemana. La chica comienza a cantar una triste canción alemana. Los soldados, aunque no la entienden, la entienden, ya que encierra todo el sufrimiento acumulado en la guerra, el del enemigo y el suyo, el mismo sufrimiento. Los soldados se unen a ella y todos tararean emocionados la canción. Una de las escenas más emocionantes que he visto nunca.
 


3. Átame (Pedro Almodóvar, 1990)
Así termina la historia de un secuestro y una obsesión, con el secuestrador (Antonio Banderas), la secuestrada (Victoria Abril) y su hermana (Loles León) compartiendo el sufrimiento pasado y la inolvidable canción del Dúo Dinámico, curiosa versión del mítico I Will Survive de Gloria Gaynor.
Mi escena favorita del director manchego. Y la escena que debéis ver si siempre habéis cuestionado el talento de Antonio Banderas. Aquí está inmenso. Siempre me he preguntado si las lágrimas de Victoria Abril son reales.
 

4. Lost in Translation (Sofía Coppola, 2013)
La historia de dos personas que se sienten solas convierte a Tokio en un lugar que nos resulta familiar, con la sensación de haber estado allí - de habernos sentido así. La interpretación de More than This de Roxy Music por Bill Muray en un karaoke se convierte en la máxima expresión de afecto, de complicidad, entre dos personas que se encuentran y se acaban necesitando como dos naúfragos en una isla desierta. No hacen falta besos para contar una historia de amor.
 

5. Once (John Carney, 2006)
La versión irlandesa de Lost in Traslation, esta película es una de mis debilidades. Aquí las caricias son canciones, los besos son acordes de guitarra. A veces el gran amor llega para no quedarse.. y no tiene por qué ser triste.
Podía haberes cogido cualquier otra escena, pero me quedo con esta. Con esta canción él y ella, aunque aún no lo saben, se acaban de enamorar.



 

6. Heartworn Highway (James Szalapski, 1976)
Termino no con una película, sino con un documental, en el que se explora el movimiento folk en Estados Unidos, en Texas y Tennessee. Aquí lo que vemos es real, muy simple y muy emocionante. Townes Van Zandt, cantautor, country man estadounidense, interpreta una de las más bellas y desgarradoras canciones que ha escuchado el que escribe. Un anciano le escucha, y la canción le recuerda algo, su vida, sus fracasos, sus errores, quién sabe. El anciano se echa a llorar. Sobran las palabras. Allí había una cámara que pudo grabarlo.
 
 

 
 
 
 

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